El sueño de la ex niñera transexual de Obama: volver a ver a su «pequeño Barry»
Durante años, en Indonesia, Turdi se ocupó de Barack Obama, entonces un niño. Cuarenta años después este transexual tiene un sueño: volver a ver a su «pequeño Barry», que describe como un niño bueno y tolerante que evitaba juzgarlo.
Turdi nació hombre, pero siempre se consideró mujer. De hecho sus amigos lo llamaron siempre «Evie», su nombre femenino. Pero hoy, a sus 66 años, prefiere vestirse con ropa masculina por miedo a sufrir agresiones como muchos de sus compañeros, dice a la AFP.
Durante dos años, en 1970 y 1971, Turdi fue contratado por los Obama durante su estancia en Indonesia (de 1967 a 1971). La madre estadounidense de Barack Obama, Ann Dunham, había llegado al país siguiendo a su nuevo marido, el indonesio Lolo Soetoro.
La Casa Blanca no quiso hacer comentarios pero los ex vecinos de la familia en Yakarta han confirmado las declaraciones de Turdi.
«Barry», como llamaban al pequeño Barack, tenía ocho años cuando su familia contrató a Turdi como cocinero y niñero. Turdi se ocupaba asimismo de hacer las compras para la madre de Obama y le cosió los vestidos de premamá cuando estaba embarazada de Maya, la hermanastra del hoy presidente.
«Pienso que su madre sabía quién era yo realmente. Cuando me cortaba el pelo corto me decía: ‘estás mejor cuando te llega a los hombros'», cuenta Turdi que, como muchos indonesios solo usa un nombre.
Los Obama lo trataron «siempre como a un miembro de la familia», señala, incluido Barak. Al caer la noche, Turdi se convertía en Evie y dejaba la elegante casa de la familia en Yakarta llevando tacones y vestido. «Me sentía como liberado de prisión cuando me vestía de mujer», explica.
Ante el joven Barack, sin embargo, Turdi se vistió siempre de hombre, indica: «Siempre mantuve una apariencia masculina ante Barry. Era demasiado joven para conocer nuestro mundo».
Aunque, a pesar de su corta edad, a Turdi le cuesta creer que el niño no se haya dado cuenta de la verdad, debido sus gestos afeminados, que «me traicionan de inmediato». «Creo que lo sabía pero hacía como que no».
«Barry era un chico fácil»
El niño era demasiado «bueno» para juzgar, dice. «Era curioso y quería saberlo todo, pero nunca me hizo preguntas y siempre me trató normalmente. Barry no discriminaba a nadie. Era amigo de todo el mundo. Era un chico fácil, que reía a menudo, bromeaba mucho», explica.
Un buen humor que perdía raramente, incluso cuando sus compañeros de clase insultaban a Turdi.
«Cuando iba a buscarlo al colegio, sus amigos se burlaban de mí y gritaban ‘¡Banci! ¡Banci!’ (travesti). Él hacía como si no pasase nada y me decía: ‘Venga, volvamos a casa'».
Al partir la familia, Turdi se unió a los trabajadores del sexo de los barrios rojos de Yakarta. Pero las incesantes agresiones de las que era objeto en el país musulmán más poblado del planeta le hicieron colgar los vestidos y guardar los zapatos de tacón.
Hoy, Turdi vive en una pequeña habitación sin ventanas, alquilada en un asentamiento cercano a las aguas putrefactas de un canal. Sobrevive lavando la ropa de los vecinos, entre los que hay una cincuentena de transexuales, dice.
La reciente revelación en la prensa de que era la antigua «niñera» del presidente estadounidense le ha dado gran protagonismo. Las cámaras de televisión, sobre todo estadounidenses, desfilan por la pequeña habitación. Pero esta gloria repentina no se le ha subido a la cabeza. «Soy un menos que nada, solo un criado», musita.
Turdia sabe muy bien que no figura en la cargada agenda del inquilino de la Casa Blanca.
«No espero nada de él», suelta Turdi, que no vio al presidente cuando visitó Indonesia en 2010 y 2011.
«Es imposible que venga a verme aquí. E ir a Estados Unidos, eso sólo pasa en sueños. Pero realmente me gustaría volver a verlo. Nada más. Si el Barry que conocí es el mismo que el número uno de Estados Unidos, estoy seguro de que me aceptará tal y como soy, transexual o no».
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