«La única puerta de salida es negociar con los talibanes»
Soldados de la OTAN asesinados por militares afganos, manifestaciones violentas contra la quema de ejemplares del Corán, imágenes de marines orinando sobre cadáveres y, ahora, el sangriento ataque de un sargento estadounidense en medio de la noche: los «incidentes aislados», según la terminología utilizada por Estados Unidos, se acumulan.
El domingo un soldado estadounidense sembró la consternación general al asesinar a sangre fría a 16 afganos mientras dormían, antes de quemar sus cuerpos.
«La mayor parte de las víctimas son niños inocentes, mujeres y ancianos», no paran de denunciar los talibanes, que juran vengar «cada una de las muertes» llevadas a cabo por los «salvajes enfermos mentales estadounidenses».
En Washington, la Casa Blanca y el Pentágono aseguran que el suceso, «profundamente desdichado», no pone en cuestión la estrategia definida por la OTAN.
«No podemos tomar uno, dos o tres incidentes aislados y sacar la conclusión de una tendencia sobre los progresos realizados en Afganistán y si hay o no un cambio en nuestros objetivos», argumenta el portavoz del Pentágono, George Little.
La estrategia de la OTAN prevé entrenar al ejército y policía afgana a fin de que asuman la seguridad de sus territorios de aquí al fin de 2014, permitiendo a su vez la retirada de 130.000 soldados de la coalición. De aquí a entonces, Estados Unidos espera que los golpes violentos perpetrados a los talibanes les convencerán para negociar.
Pero frente al resentimiento creciente en el seno de la población afgana, la estrategia internacional corre el riesgo de chocar contra un muro, teme Moheed Yusuf, especialista de la región en el Instituto de Estados Unidos para la paz (USIP).
«Si esto continua, no veo cómo podemos centrarnos en esta estrategia, que depende en buena medida de la voluntad del afgano medio«, explica a la AFP.
«Callejón sin salida»
La estrategia actual está según él dominada por los términos militares a expensas de los aspectos políticos y «ese es el problema», es decir, «en el terreno es un callejón sin salida».
Estados Unidos está comprometido en difíciles negociaciones con el gobierno afgano para concluir una cooperación estratégica que establecerá las condiciones del apoyo estadounidense en Afganistán para el período posterior a 2014.
Para el experto de USIP, la reconciliación entre afganos y la discusión con los estadounidenses como las que parecen esbozarse en Catar, donde los talibanes han abierto una oficina de representación, «constituyen desde ahora la única opción disponible porque la estrategia militar es inútil sin el componente político«.
A pesar de los gritos de venganza, los talibanes tienen todavía interés: estas negociaciones deberían, según él, «otorgar una legitimidad política a fin de que nadie pueda decirles que no han dado una oportunidad» a una salida acordada del conflicto.
El especialista del conflicto afgano en el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), Stephen Biddle, tampoco cree que la masacre de los 16 civiles vaya a cambiar la estrategia estadounidense.
Esta reposa sobre dos pilares, según él: «la reconciliación» y «la transición» de la política de seguridad a las fuerzas afganas.
«El mecanismo de transición ya no es viable» porque la coalición no habrá logrado vencer a los talibanes de aquí a 2014. «En el mejor de los casos, las fuerzas afganas serán capaces de mantener lo que hemos ganado» hasta ahora, afirma a la AFP.
Queda la reconciliación, que no es la idea directriz de la estrategia. Los talibanes presentan una cierta tendencia a negociar, porque los golpes e incursiones de fuerzas estadounidenses les hacen daño y se arriesgan a no vivir suficiente tiempo para ver a su país librarse de las fuerzas extranjeras.
La puerta de salida existe, por tanto, según Stephen Biddle, pero hace falta que se produzca «una verdadera negociación donde cada parte haga sus concesiones».
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