Noruega
Soldado Manning, Clinton, Al Jazeera y dos cubanos disidentes, entre los 231 candidatos al premio Nobel de la Paz
«Como siempre, están los habituales de las ‘nominaciones’ y están los nuevos entrantes, personas conocidas y desconocidas, que vienen de todas partes del mundo», declaró el lunes a la AFP el director del Instituto Nobel, Geir Lundestad.
Con 188 personas y 43 organizaciones, la lista de aspirantes se acerca al récord de participación del año pasado, cuando se presentaron 241 candidaturas al premio finalmente otorgado al trío femenino compuesto por las liberianas Ellen Johnson Sirleaf y Leymah Gbowee y la yemenita Tawakkol Karman.
Ser «nominado» es relativamente fácil, dado que son miles las personas en todo el mundo habilitadas para proponer una candidatura: parlamentarios y ministros, integrantes de algunas instancias internacionales, profesores de Universidad, antiguos laureados…
La lista de candidatos es secreta durante 50 años, salvo que los padrinos decidan anunciar públicamente la identidad de su apuesta.
Entre las conocidas para este año figuran el ex presidente estadounidense Bill Clinton, el ex canciller alemán Helmut Kohl, artífice de la reunificación alemana, y otro ex jefe de gobierno, la ucraniana Yulia Timoschenko, ahora en la oposición y encarcelada.
También está en la cárcel a la espera de su juicio el soldado estadounidense Bradley Manning, acusado de haber desencadenado una tempestad diplomática al entregar a WikiLeaks unas 260.000 notas del departamento de Estado y también está en la lista de aspirantes al Nobel.
Igualmente se encuentra la UE, pese a la crisis que atraviesa y las crispaciones internas que provoca, los disidentes cubanos Oswaldo Paya y Yoani Sánchez, el médico congolés Denis Mukwege, o la ONG rusa Memorial y su responsable Svetlana Gannouchkina, que obra por la protección de las libertades en Rusia.
La polémica adjudicación a Obama
Otros candidatos conocidos son el politólogo estadounidense Gene Sharp, teórico de la lucha no violenta que inspiró a algunas figuras de la Primera Árabe, el presidente tunecino Moncef Marzouki, quien llegó al poder en el impulso de esas revueltas populares iniciadas en su país a finales de 2010, y el canal de información Al Jazeera.
El Nobel, con gran repercusión internacional, no es exento de la polémica, como en 2009, tras la atribución del galardón a Barack Obama, apenas unos meses tras su toma de posesión.
Las autoridades suecas, encargadas de asegurar la conformidad de las fundaciones con los testamentos que han llevado a su creación, investigan actualmente para determinar si el comité noruego cumple satisfactoriamente con la tarea que le confió el sueco Alfred Nobel hace más de un siglo.
Esta decisión interviene tras las críticas reiteradas del jurista noruego Fredrik Heffermehl, autor del libro «La Voluntad del Nobel».
Para él, el premio ha perdido de vista su objetivo inicial al ir a defensores de los derechos humanos como el disidente chino Liu Xiaobo (2010), defensores del medio ambiente como Al Gore y el Giec (2007) o trabajadores humanitarios como madre Teresa (1979).
En su testamento redactado en 1895, Alfred Nobel quería que el premio recompensara a «la personalidad que habrá contribuido en mayor medida o mejor al acercamiento de los pueblos, la supresión o la reducción de los ejércitos permanentes, a la reunión o la propagación de congresos pacíficos».
«Estamos deseando que este debate concluya», reaccionó Lundestad el lunes. «Las conversaciones duran desde hace años y no ha salido nada realmente útil», dijo.
El nombre del laureado será anunciado en octubre y el premio entregado el 10 de diciembre, aniversario de la muerte de Alfred Nobel, inventor de la dinamita.
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