Rick Santorum se acerca a Romney, invocando la primacía de Dios sobre lo público
Santorum es un católico ferviente que, a diferencia de su rival Romney no es millonario, ni siquiera rico, y viaja pueblo por pueblo en una camioneta, acompañado de algún miembro de su familia, por lo general alguno de sus ocho hijos, golpeando puerta a puerta, pidiendo el favor del voto e invocando la Justicia divina, para sus actos.
El Estado y Dios
Santorum, a sus 53 años, pasó de ser un candidato casi desconocido fuera de Washington, a triunfar en cuatro primarias y ahora apunta a la quinta en su propio estado, Michigan, donde es favorito.
Santorum defiende una postura básica bastante controvertida: la separación del Estado y la Iglesia no tienen sentido: “la dignidad humana proviene de Dios. Y es Dios quien debe mandar en las esferas públicas”, advierte. En parte por ello es durísimo opositor de cualquier forma de aborto, así como impulsa prohibir el matrimonio gay.
Hijo de un otrora gobernador de Michigan, Santorum afirma que su base “teológica” para gobernar está fundamentada porque “aquí en América creemos en los derechos paternales, los que vienen del padre, del creador, de Dios”.
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