Sucesión

La campaña electoral se cubre de incertidumbres ante la recaída de Chávez

Chávez, de 57 años, viajó a Cuba en las últimas horas para someterse a la extirpación de un nuevo tumor. En junio de 2011 fue intervenido en dos oportunidades, también en ese país, y tratado en los meses siguientes con quimioterapia.

¿Se abre dentro del «chavismo» un proceso de sucesión al liderazgo de tipo único que exhibe desde que llegó al gobierno en 1999? ¿Entra Venezuela en una transición política con un presidente enfermo y un reemplazo temporal o con el triunfo de un opositor en las elecciones del 7 de octubre?

Posibilidades como esas fueron negadas de plano por el mandatario y sus inmediatos colaboradores. Chávez se mantiene como líder del «proceso bolivariano», como jefe de Estado y de gobierno en plenitud de funciones y como candidato presidencial que promete «pulverizar» a sus oponentes en octubre y gobernar el sexenio 2013-2019, dijeron a coro.

«Pero se instala la incertidumbre, porque no se sabe la magnitud del cáncer que aqueja al presidente y solo el paciente, con un margen de subjetividad insondable, es el portavoz de su propia enfermedad», dijo a IPS la profesora de la materia de opinión pública Mariana Bacalao, de las universidades Católica Andrés Bello y Central de Venezuela.

El gobernante no ha revelado en qué parte de su cuerpo se presentó el cáncer –especialistas sugieren que, según los datos que aporta, podría afectar el colon, la próstata o la vejiga– y solo él es quien da cuenta de los progresos o reveses en la lucha contra ese mal. Tampoco se ha divulgado un parte médico con el diagnóstico de la dolencia.

El analista Manuel Felipe Sierra precisó que, a diferencia de otros mandatarios en la región afectados por cáncer, «Chávez es candidato a la reelección por seis años más, es líder de un proceso que ha trastornado la vida del país y su liderazgo tiene atributos de energía, combatividad y arrojo que exigen un enorme esfuerzo de exposición».

Por ello «la evolución de su salud incide decisivamente en el escenario nacional«. «Si permanece fuera de circulación sin abordar su sucesión temporal, se generaría un vacío de poder agravado por las tensiones propias del clima electoral», indicó.

Un tema de especulación es si se mantendrá la fecha del 7 de octubre para las elecciones o serán cambiadas, como lo habilitan las normas respectivas, para dar más tiempo a la recuperación de Chávez.

La oposición, coaligada en la Mesa de Unidad Democrática, escogió como candidato único a la Presidencia a Capriles, de 39 años y gobernador del norteño estado de Miranda, en comicios primarios y abiertos el 12 de este mes, de los que participaron más de tres millones de votantes, 17 por ciento del padrón nacional habilitado.

Carrera maratónica

El entusiasmo electoral opositor y la reaparición de su enfermedad «no significan que Chávez esté acabado, sino que no va a competir en el mejor escenario posible», advirtió a IPS el director de la firma encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León.

Aunque Chávez regrese revitalizado de esta recaída, dijo León, «deberá encarar comparaciones con un rival joven y enérgico, como Capriles», maratonista aficionado, motociclista a ratos, de verbo sencillo y quien se propone «recorrer el país de punta a punta» durante la campaña que todos los analistas pronostican como «ruda y difícil».

Sierra sostuvo que en octubre «no habrá una elección presidencial común, sino un episodio crucial en la lucha por el poder (político) que se ha vivido» desde que Chávez triunfó en 1998 y el país se dividió en dos mitades que se miran como antagónicas.

Chávez dijo la víspera de su partida a La Habana que, «con cáncer o sin cáncer, más nunca volverán» al poder sus opositores, y que tratará su enfermedad «como a un escuálido», término despectivo que aplica a sus oponentes políticos, quienes replicaron deseándole formalmente que sane de sus dolencias y se recupere con prontitud.

Para la oposición, la enfermedad de Chávez no necesariamente es una «buena noticia política», porque podría enfrentarse a una campaña centrada en la figura del presidente.

Incluso gente de a pie como Lorenzo Angarita, un visitador médico de 35 años, llega a decir que Chávez no está enfermo. «De nuevo se inventa el cáncer para que todos hablemos de eso y se olviden los problemas y las propuestas de la oposición», comentó a IPS.

También el historiador Agustín Blanco Muñoz analiza el asunto desde esa particular perspectiva. «La noticia de la enfermedad se coloca en primer plano, se le da un tratamiento político, y no tendría por qué extrañar que se reprodujese el esquema de la exitosa operación, envidiable recuperación y extinción del cáncer, ahora sí, definitivamente», expresó.

Lo cierto es que, al menos públicamente, la apuesta del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) es a una pronta recuperación de su líder para que retome sus tareas electorales y de gobierno.

De allí que, a punto de partir Chávez, se nombró un comando de campaña que dirigirá el alcalde caraqueño Jorge Rodríguez, expresidente del Consejo Nacional Electoral, sin asomo alguno de designación de reemplazo o sucesor.

Según la Constitución, las ausencias del presidente las llena el vicepresidente, que es designado y no elegido.

«No quise irme (a Cuba) sin dejar las cosas en orden en manos del vicepresidente Elías Jaua», dijo Chávez tras reunirse con ministros, mandos militares y directivos del PSUV.

Los comentaristas políticos concuerdan en que si Chávez se aleja de la Presidencia durante algún tiempo daría una señal de enfermedad o debilidad que mermaría su opción electoral y abriría un período de luchas entre sus lugartenientes.

Jaua, como el canciller Nicolás Maduro, el ministro del Interior, Tarek El Aissami, y el dirigente popular Aristóbulo Istúriz son percibidos como un grupo de cercanos colaboradores civiles, condición que también tienen el ministro de Energía, Rafael Ramírez, y el yerno del presidente y ministro de Tecnología, Jorge Arreaza.

En los últimos meses recuperaron posiciones de poder camaradas de Chávez en la logia militar que le acompañó en una fallida asonada hace 20 años. Allí se destacan el teniente retirado Diosdado Cabello, vicepresidente del PSUV y presidente de la Asamblea Nacional legislativa (segundo en la línea de sucesión presidencial, según la Constitución) y cuyos compañeros de promoción ocupan puestos clave de comando en el ejército.

También sería conflictivo en el oficialismo el escenario de que Chávez no pueda presentarse como candidato y el PSUV presente otro nombre para competir con Capriles, pues se ignora si su electorado realmente puede traspasarse a otro nombre.

«El chavismo es Chávez, un personalismo, no un movimiento revolucionario o bolivariano o socialista estructurado. Traspasar a otro fuerza política y caudal electoral luce realmente complicado para el oficialismo», sostuvo Bacalao. IPS

«Vamos a desarmanos»

Último programa Aló Presidente, antes de la partida de Chávez hacia Cuba.

 

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