Rusia y China rechazan cualquier intervención extranjera en Siria
El jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, y su homólogo chino, Yang Jiechi, mantuvieron una conversación telefónica para definir una estrategia común en la crisis siria y que sirvió para que ambas potencias «reafirmaran su posición conjunta», menos de un mes después de su veto en el Consejo de Seguridad de la ONU a una resolución de condena de la violenta represión siria.
Según el comunicado de la cancillería rusa, Moscú y Pekín buscan «un final rápido a la violencia en Siria y el lanzamiento de un diálogo, sin condiciones, entre las autoridades y la oposición para alcanzar un acuerdo y esto excluye una intervención extranjera en los asuntos sirios».
El comunicado no precisa cuáles serán las acciones futuras acordadas por los dos países para seguir resistiéndose a una intervención militar en territorio sirio.
Las potencias occidentales rechazan por el momento una intervención militar, pero consideran la posibilidad de una misión humanitaria para ayudar a los civiles que requeriría la protección por parte de una fuerza exterior.
7.600 muertos en 11 meses
El doble veto de China y Rusia en el Consejo de Seguridad provocaron las críticas de los países árabes y la indignación de Occidente. La oposición siria calificó esa posición de «permiso para matar» dado a las autoridades sirias.
Occidente acusó a Moscú y Pekín de cerrar los ojos ante las atrocidades cometidas por el régimen del presidente Bashar al Asad.
Rusia, fiel aliado de Siria desde hace mucho tiempo y al que suministra armamento, anunció a principios de esta semana que boicotearía la conferencia internacional que se celebrará este viernes en Túnez sobre la crisis en siria. China no se pronunció sobre su participación.
Esta conferencia, propuesta por Washington y París y en la que participarán medio centenar de diplomáticos occidentales y árabes, además del Consejo Nacional Sirio (principal instancia de la oposición), tiene el objetivo de estudiar cómo acabar con la violencia en Siria, que provocó al menos 7.600 muertos en los últimos 11 meses, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
AFP
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