Gay uruguayo logra residencia en Italia para convivir con el italiano con quien se casó en España
Por primera vez, un tribunal judicial italiano reconoce el derecho a vivir en Italia de un ciudadano no europeo que se casó con un italiano, en España. La sentencia afirma que denegarlo constituiría una discriminación por motivo de preferencia sexual.
La decisión favorable no corrió por alfombra roja, al contrario, la pareja tuvo que vencer grandes obstáculos antes de alcanzar el final feliz.
Todo comenzó cuando el marido de Rafael -tal el nombre del consorte uruguayo- decidió volver a su ciudad natal en Italia debido a la crisis económica española. Entonces Rafael solicitó un permiso de residencia ante la autoridad policial de la ciudad de Reggio-Emilia.
«Iimpossibile, in nessun modo», fue la respuesta.
Así que presentaron un recurso ante el Tribunal Civil respectivo, con el apoyo de la ONG Certi Diritti, una de las más poderosas defensoras de la diversidad sexual, en la bota mediterránea.
Los cónyuges no solicitaban que fuera reconocido su matrimonio, solamente querían vivir juntos. Claro que, para alcanzar eso, sin vivir con el Jesús en la boca por el riesgo migratorio, precisaban el respaldo de un permiso de residencia, papelito que representa algo así como el Everest, por lo excelso y empinado, para todo «sudaca» en off side.
Rafael, sin embargo, contenido y apoyado por su marido italiano, logró arrancar a la Justicia un histórico fallo favorable en poquitos meses: podrá seguir viviendo en Italia.
La derecha italiana saltó escandalizada, acusando a los ministros de Interior y Justicia, a quienes se piensa interpelar, de alentar la inmigración ilegal, al igual que la jueza,
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