La “Asignación Universal por Hijo” cambia la vida de los niños argentinos más pobres
La oposición –al igual que en Uruguay- ha dicho que el dinero repartido así entre los pobres, fomenta la droga y el alcohol, la compra de “plasmas”, el embarazo por conveniencia y otros vicios sociales.
Al igual que en Uruguay, se criticó la falta de contraprestaciones. A diferencia de Uruguay, la suma tiene un valor de cierto nivel (en Uruguay la asignación familiar es de 360 pesos por hijo por mes), y a diferencia también nuestra, los argentinos hicieron un atento seguimiento del destino que los humildes daban al dinero. Y lo hicieron público.
La Asignación Universal por Hijo (AUH), fue evaluada por un equipo de sociólogos, antropólogos y economistas, haciendo un abordaje metodológico “principalmente mediante el contacto directo con los perceptores del ingreso”, según los autores.
Los beneficiarios directos son 3:507.223 niños y 68.580 embarazadas, dependientes de 1,8 millones de familias.
Cambios importantes
Como consecuencia, aumentaron estadísticamente su consumo de carne, lácteos, útiles escolares y remedios; agregaron una comida adicional en su dieta diaria y mejoraron la calidad de los alimentos que compran.
Volvieron a comprar productos de higiene personal y de limpieza para el hogar, algo que los más habían abandonado. También volvieron a comprar remedios en las farmacias, cuando los mismos no correspondían al servicio del sistema de salud.
Los beneficiarios aumentaron sus créditos formales, mejoraron redes de contención familiares, volvieron a los sistemas de salud y educación y finalmente, recuperaron una idea de “planificar” el futuro.
Todos los cambios, están significando un cambio estructural según los técnicos que se comenzó a vislumbrar en 2011 y será plenamente atendible en dos años más.
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