En sus 50 años, el Libro Guinness de los Récords, edita un libro que incluye los récords más ridículos.
Los diez récords más “inútiles”, están encabezados por un inglés: Paul Hunn, ostenta desde agosto de 2009, el eructo más ruidoso del mundo: había intentado previamente alcanzarlo en 2002, pero debió esforzarse siete años para lograrlo.
El estadounidense Kevin Shelley sigue en la lista: fue capaz de romper 46 tapas de inodoro con la cabeza en 1 minuto. Practica, y vive, en Indianápolis, y marcó el récord en 2007.
Increíble
Tercero: George Christen, de Luxemburgo. Demoró 6,57 segundos, para recorrer diez metros sosteniendo una mesa con los dientes… con una modelo encima de la mesa.
Otro norteamericano récord: Andrew Dahl, en 2010, infló 23 globos en 3 minutos… con la nariz.
Más norteamericanos: Donald Gorske tiene paciencia y estómago: para alcanzar el récord demoró 37 años en los cuales registró comer una Big Mac por día: se ha comido 23.000 hamburguesas.
La lista continúa y el público simplemente parece sentir simpatía por el puesto número 8: Jay Wheddon se especializa en romper algo que cualquier humano odia. En un solo minuto pisotea y destruye 88 relojes despertadores. Y no vuelven a sonar.
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