Alarma

Aumentos de mama, un regalo peligroso que seduce a jóvenes en Latinoamérica

Muchos de los implantes PIP se le han colocado a mujeres latinoamericanas. Foto: EFE

Seducidas por la publicidad o por un anhelo de ascenso social, las jóvenes latinoamericanas ricas o pobres llegan a correr muchos riesgos para satisfacer su deseo de verse con senos grandes.

«En este mundo mediático y con la creencia de que las venezolanas son las más vanidosas del mundo, hay muchas niñas de 15 años que en vez de irse de viaje a Europa piden de cumpleaños unos implantes y algunos padres lo avalan porque creen que sus hijas se van a sentir mejor», dijo a la AFP el cirujano plástico Juan Jorge Blanco, que por decisión «ética» rechaza a pacientes menores de edad.

Según el especialista, que hace entre 20 y 30 mamoplastias semanales, estas cirugías en principio «tenían precios prohibitivos, pero con el tiempo empezaron a masificarse y muchas personas de todos los estratos sociales se han operado desde entonces».

Multitudes con implantes

En Venezuela, un país conocido por la belleza de sus mujeres, cinco veces ganadoras del título de Miss Universo, se realizan anualmente 40.000 implantes de senos, principalmente a mujeres de entre 25 y 30 años que «después de quedar embarazadas deciden hacerse un retoque», según la presidenta de la Sociedad Venezolana de Cirujanos Plásticos (SVCP), Marisol Graterol.

Pero jóvenes de 18 años también acuden a los consultorios para pedir senos grandes, añadió la responsable, que también ha conocido de casos de médicos «inescrupulosos» que han operado a chicas de 15 o 16 años.

«Yo me las hice por algo básicamente estético, me las puse de un tamaño más o menos grande», señaló a la AFP Mercedes Nahr, de 26 años y que a los 19 se sometió a esta cirugía.

La psicóloga social Mercedes Pulido, profesora en la Universidad Católica, explica este fenómeno de las «mamoplastias de moda» porque la sociedad venezolana «es muy permisiva, no hay tabú con el tema y hay una excesiva publicidad diciendo cuánto valor tiene la imagen física para tener éxito».

Además «no sólo en Venezuela sino en varios países», como Colombia y Brasil -donde cada año se realizan 100.000 implantes mamarios-, «el aspecto se ha convertido en símbolo de ascenso social», añadió.

En Venezuela el costo de estas operaciones oscila entre 3.000 y 7.000 dólares.

A inicios de este año, el presidente venezolano Hugo Chávez criticó a «mujeres del pueblo que andan buscando dinero por aquí y por allá para operarse los senos» y a los «médicos que se aprovechan de eso».

«Es doloroso ver a muchachas o mujeres que a veces no tienen recursos suficientes para una vivienda, para acomodar la vivienda, para los hijos, (para comprar) una ropita, y andan buscando para ver cómo se hacen una operación a los senos», criticó.

En Colombia, otro país sudamericano conocido por la exuberancia de sus mujeres, también se presentan casos de adolescentes que, acompañadas de sus padres, acuden a los cirujanos para someterse a una mamoplastia.

«A mí me han llegado niñas a pedir (la operación) pero no lo hago», dijo a la AFP el especialista Celio Bohorquez, vocero de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica, explicando que en su país las menores de edad pueden aplicarse prótesis con la «autorización escrita de ambos padres».

Sin embargo, los médicos especialistas coinciden en que los casos de adolescentes operadas tienen sus riesgos porque no han terminado su «desarrollo orgánico y psicológico» y puede influir en su crecimiento.

«Se produce una atrofia del tejido mamario que no llega a desarrollarse, además una niña de 15 años con senos grandes tendrá problemas psicológicos», explicó Graterol, señalando que se requieren casi 12 años de preparación para que un médico pueda realizar este tipo de operaciones.

Este viernes el gobierno francés recomendó retirar preventivamente los implantes de la marca PIP de unas 30.000 mujeres. Más de la mitad de la producción de esta empresa acababa en Latinoamérica.

Francia anunció la decisión apoyó en que un número indeterminado de estas prótesis contiene silicona en gel inapropiada para uso médico y por lo tanto presenta un riesgo potencial para la salud en caso de ruptura de la prótesis.

Para la joven venezolana Vera Aulestia, de 26 años y que hace tres le pusieron unos implantes PIP, la noticia le generó preocupación y está dispuesta en enero decidir si se retirará o no los implantes.

«Mi novio es médico y me dijo que lo primero que quiere que haga en enero es ‘que te las cambies porque no quiero que corras el riesgo’. En enero pienso tomar una decisión», dijo a la AFP Aulestia.

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