Estados Unidos se retiró y Bagdad ya vive un nuevo baño de sangre
Todo indica que los enfrentamientos políticos, son apenas el botón de muestra para una situación mucho más compleja y ancestral, las guerras tribales.
Reconocidas internacionalmente como disputas “sectarias”, las guerras entre las diferentes tribus que componen el complejo rompecabezas del poder en Irak, podrían estar recrudeciendo. Casi olvidadas frente a la masacrante maquinaria militares de los Estados Unidos, que durante once años ocupó el país, ahora los enfrentamientos entre quienes se disputan el poder cobra un sesgo terrible.
Clima tenso
Como señal de que la situación es por demás endeble, el vicepresidente Tariq al-Hashemi ha debido abandonar Bagdad y retirarse a una región autónoma kurda para evitar una demanda judicial por cargos de terrorismo. Y la decisión de perseguirlo judicialmente no es de la oposición, sino del primer ministro Nouri al-Maliki, de origen chíita, en persecución del político más importante de origen sunita que tiene Irak.
La consecuencia más directa ha sido la retirada de todos los sunitas del Parlamento, lo que lejos de significar una eventual pacificación, podría trasladar el diferendo político a las calles, algo que se teme, está empezando a ocurrir.
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