"Gato" Bernaola

Periodista policial de Canal 4 fue baleado durante una rapiña

«Salvé mi vida por milagro», diría Bernaola más tarde, ya que el sujeto que portaba un revólver accionó dos veces el gatillo para ejecutarlo pero en ese momento los proyectiles no salieron.

El violento caso ocurrió próximo a la hora 5.30 de ayer, cuando el periodista, que se domicilia en las inmediaciones de La Paz, salió de su casa para iniciar la jornada laboral. Dejó los residuos en el cesto y se dirigió a la estación del tren pero apenas caminó unos metros decidió retornar a su vivienda, ya que había olvidado algo. Fue en ese momento que aparecieron dos sujetos que se desplazaban en una moto y uno de ellos descendió, sorprendiendo a Bernaola, a quien amenazó con un revólver. Lo obligó a trasladarse a un predio de la zona, donde le exigió la entrega del dinero, apoderándose de la suma que llevaba y de un celular propiedad de la empresa donde cumple funciones. El maleante advirtió que en un bolsillo llevaba otro teléfono móvil, que era su aparato particular, y trató de quitárselo.

El periodista resistió la rapiña y el delincuente, con total sangre fría y casi a quemarropa, le apuntó al tórax a hizo jugar el gatillo en dos oportunidades pero las balas no salieron. Fue cuando Bernaola le manoteó el revólver, un calibre 38, con la intención de quitárselo y el arma entonces se disparó. El proyectil lo alcanzó en el brazo izquierdo.

Uno de los maleantes escapó en la moto y el otro lo hizo a pie, mientras que el herido logró llegar a una fábrica cercana donde fue auxiliado. Fue traslado a un nosocomio particular y los médicos comprobaron que la bala quedó alojada en el codo, por lo que en la tarde de ayer fue sometido a una intervención quirúrgica para extraerla. El cronista policial se repone satisfactoriamente mientras la Policía trata de identificar a los asaltantes.

 

«En carne propia»

Santiago Bernaola manifestó: «Nunca pensé vivir en carne propia lo que tanta veces he relatado en mis crónicas. La verdad es que corrí con suerte, porque los primeros proyectiles no salieron cuando el asaltante apretó el gatillo.»

Agregó que «presumí que el arma no tenía balas y cuando la manoteo escucho el estampido que me hirió en el brazo. Me dio la pauta que se trataba de un consumidor de pasta base, porque me llevó hacia un campo donde hay una casa abandonada y sé que allí se drogan».

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