Tambalea cada vez más acusación al empresario de Rivera por crimen de dos policías brasileños

Cayeron en la ciudad de Pelotas los capos de la mafia del contrabando y su prestigiosa abogada defensora

Los dos policías oficiaban de custodias de las cargas de contrabando de dicha red mafiosa que se introducían a territorio brasileño y contaban con la complicidad de autoridades policiales de Brasil, como también de la Receita Federal. En ocasión en que se disponían a «despachar» otro envío fueron sorprendidos por agentes de la Policía Civil que los detuvieron. Ambos fueron acusados judicialmente pero siempre respondieron a los cargos en libertad, como se estila en el sistema judicial brasileño.

Como se informó ampliamente, los policías venales fueron citados bajo engaño por Walter Etelber Pintos a un galpón de la calle Uruguay de la ciudad de Rivera, propiedad del empresario Joaquín Curi, donde fueron ejecutados por Ricardo Guimaraens, conocido sicario, sobre quien pesan acusaciones de más de una decena de homicidios en Brasil.

Por el doble homicidio fueron procesados Curi y Pereira por coautoría de homicidio especialmente agravado y los hermanos Rafael y Fabián Bengoechea por encubrimiento.

 

Aparecen más responsables

Al parecer, la defensa del empresario Curi ha juntado un cúmulo de pruebas para probar la inocencia de su defendido y paralelamente tiene la certeza de que hubieran otras personas interesadas no solamente en «borrar» a los dos policías, como también en incriminar a Curi, para dejarlo definitivamente «fuera del negocio».

Es aquí donde aparecen las figuras de José Antonio Martins, en principio el mafioso de mayor jerarquía en la organización, quien de acuerdo a lo declarado por el abogado brasileño Luciano Fischer, tenía su centro de operaciones en un lujoso hotel de la ciudad de Montevideo. Martins fue detenido junto a seis personas más, entre las que figura la abogada Estela Folberg, de enorme prestigio en Porto Alegre. A ellos se suma Cándido Vargas Bedín, quien fue liberado luego de haber sido procesado, quien aparece como el cerebro de la organización en territorio brasileño y quien es mencionado reiteradamente en los expedientes judiciales de ambos países. La relación de Martins y Vargas con «El Matador» Guimaraens era estrecha, al punto que este último oficiaba de «nexo» entre la organización delictiva y la Policía Federal de acuerdo a lo que figura en el expediente en poder de la justicia uruguaya. Se dice además que la Policía federal brasileña estuvo frente a frente con el múltiple homicida en una reunión sin que a nadie se le «ocurriera» detenerlo.

Entre otros argumentos a manejar por la defensa, se encuentra la posibilidad de solicitar un examen de ADN a la sangre encontrada en el fatídico galpón. Se entiende que, de la misma forma que se les realizó a los cuerpos hallados para verificar su identidad, se tendría que haber realizado a las muestras recogidas en el lugar donde se presume fueron ultimados los dos policías.

El juez brasileño Rottas se ha manifestado dispuesto a ordenar la pericia, al momento de oficializarse el pedido por parte de la abogada defensora. Se trata de averiguar la efectividad del Luminol, elemento utilizado por la Policía Técnica para encontrar las manchas de sangre, afirmándose que, con el paso de los meses, el mismo carece de confiabilidad. A esto se debe agregar lo manifestado por Fabián Bengoechea en el expediente «Guimaraens me dijo, limpiá una, diez o cien veces, hasta que no queden restos de sangre, lo cual hice hasta cansarme».

El caso llegó a manos de la Justicia uruguaya, merced a una denuncia penal presentada por el Delegado de la Policía Federal, José Dinarte, quien presentó un expediente en el que figuran declaraciones culpando a Joaquín Curi, de haber participado en el denominado «Operativo Plata».

Es además, quien estuvo presente junto a otros investigadores brasileños en la sede de la Jefatura de Rivera, realizando interrogatorios a los detenidos en el marco de la investigación. Hay quien afirma que en plena tarea, uno de los investigadores brasileños, vía telefónica, había manifestado en portugués: «Pará José, no vengas, la cosa se puso fea para vos». Del otro lado de la línea estaba Martins «El Grande». El mismo Delegado es el que en estos momentos está siendo acusado de acosar a la esposa de Curi, quien exhibió una serie de mails, en los que Dinarte, con nombre falso, la presiona para que se presente a declarar ante él. La señora, encargada hoy de la custodia de sus hijos, manifestó inclusive haber sido abordada por el Delegado en pleno centro de Rivera y en presencia de testigos, lo que fue confirmado en uno de los mails que él mismo le enviara, por lo que decidió presentar denuncia ante el juez de la causa Mijhail Rottas, ante el temor de ser llevada a la fuerza al vecino país. Es de destacar que en Brasil una persona puede ser detenida en averiguaciones por un mínimo de cinco días y un máximo de diez, aunque no pese sobre la misma ninguna acusación.

Quedó probado que José Martins tenía su centro de operaciones en un lujoso hotel de Montevideo, desde donde hacía la triangulación del contrabando a gran escala proveniente de Asia, vía Miami, con destino final a las grandes ciudades brasileñas, previo pasaje por Uruguay. Martins movilizaba 50 millones de dólares por mes.

El propio Guimaraens vivió siete meses en un apartamento alquilado en el Buceo. *

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