Educación personalizada

En pleno siglo XXI uno de los retos que debemos afrontar es el perfeccionamiento del sistema educativo existente. De tal modo que se logre un mayor rendimiento académico, y una minimización de los porcentajes de fracaso escolar.
Partiendo de mi experiencia como profesor considero que los factores clave son: la mayor personalización posible de la enseñanza, y el aumento de las clases de apoyo a los alumnos con necesidades especiales, y a otros estudiantes con desfases en su formación anterior.
Aunque es cierto que esto ya se realiza, a mi juicio, por parte de los docentes, las necesidades formativas de muchos alumnos son tantas y tan diversas que, aunque se atiendan, suponen en la práctica cotidiana, un trabajo y una atención enormes por parte de los profesionales de la educación.
Algo entendible y positivo, pero que da una idea aproximada de la complejidad, y las exigencias de los procesos de formación en la enseñanza media. Ya que uno de los problemas que suelen apreciar los docentes es que los alumnos, con menores habilidades intelectuales, acumulan más cantidad de dificultades en su aprendizaje a lo largo de los años.

Y esto aunque es resoluble, supone todo un reto para los docentes que es afrontado con éxito, ya que las programaciones didácticas contemplan, estos posibles problemas de aprendizaje y rendimiento, en un cierto número de alumnos, pero se podría hacer más, con más profesores en los centros.
La ratio de alumnos por clase o aula también es importante. Y en mi opinión, lo ideal sería que los grupos no fueran de más de 20 alumnos. De este modo, la atención personalizada sería más eficaz, y más eficiente de lo que ya es, por parte de los profesores.
Otro factor o elemento esencial es que los estudiantes sientan curiosidad, y sean participativos. La pasividad y el desinterés no son buenos para aprender. Y en el mundo digital en el que vivimos parece que, una parte de los estudiantes, no van muy motivados a clase, y con ganas o deseo de saber, formando parte activa de su propio proceso de aprendizaje.
Y aunque la actitud colaborativa de los profesores es esencial, en una formación de calidad, la atención debe ser sostenida por parte de los alumnos que se matriculan, y asisten en el horario lectivo para prepararse de cara al presente y al futuro.
Si bien parece que todo está en Internet, en realidad, es necesaria e imprescindible la tarea de orientación y explicación de los docentes en la enseñanza formal reglada. Ya que la capacidad para investigar o para escribir, y expresarse de modo coherente es enseñable presencialmente.
Un mayor impulso de la lectura comprensiva, y de la creatividad y la experimentación, tanto en el ámbito escolar como en el familiar, es también clave para un aumento significativo del rendimiento de los estudiantes.
El desarrollo y la realización de actividades culturales es algo que, tanto la sociedad como las familias, deben impulsar. Otra cuestión fundamental es la deseable conciliación de la vida laboral y familiar, para que los padres puedan disponer de más tiempo para estar con sus hijos, lo que contribuye también a una mejor educación.
Estas son algunas consideraciones que no pretenden agotar este tema. Simplemente, son algunas ideas que desean aportar algo, al proceso de constante mejora del proceso educativo, en el que está implicada la sociedad en su conjunto.
Por último, y a modo de ejemplo, reseñar que en Finlandia que posee probablemente, el sistema educativo más exitoso, los profesores son muy bien valorados, y disfrutan de un merecido prestigio y autoridad, tanto en los centros como en la sociedad.