EDITORIAL

Ante la provocación en el Prado

Un hombre insultó al presidente José Mujica durante su visita a la Expo Prado. «Vos, la ‘Tronca’ (por Lucía Topolansky) y el ‘Ñato’ (Fernández Huidobro) nos entregaron en la cárcel y ahora entregás a un pueblo, la concha de tu madre», le dijo.

Esto ocurrió ayer, bajo un día fresco y soleado, en un escenario donde el país expone sus mejores conquistas en la producción ganadera, verdadera locomotora del desarrollo nacional. Seguramente el vocero del mensaje debe haber sido un hombre que alguna vez fue de izquierda ­ quizás- , pero que con su actitud se estrechó con las posturas más de derecha, que en las últimas horas supo percibir que este gobierno progresista, al igual que el anterior, está realizando cambios importantes y de largo aliento en lo que tiene que ver con la redistribución de la riqueza. El gesto de ese personaje agresor no tiene nada que ver con la interna del Frente Amplio ni con la interna del MLN histórico. Es que el debate en la izquierda es de otro nivel y con otra perspectiva: está en juego el programa y la hoja de ruta para seguir avanzando en las transformaciones que se vienen produciendo desde que Tabaré Vázquez asumió la Presidencia de la República. En los últimos días la derecha quedó desconfigurada porque creyó que desde el gobierno progresista no iba a existir ninguna señal positiva, pero ocurrió todo lo contrario. En un solo día se supo que bajaba en dos puntos el IVA, que menos uruguayos van a pagar el IRPF y que los más pudientes van a aportar más: del 25% van a pasar a pagar el 30% todos aquellos que ganen 260 mil pesos mensuales.

Es en este marco político que hay que interpretar la agresión verbal al Presidente. No es, por cierto descartable, que la derecha haya dado la manija necesaria sobre izquierdistas de antaño, para golpear a la unidad en el FA y así crear un clima de sospechas que impida la convivencia dentro del MPP y del Frente Amplio.

Lo ocurrido en el Prado es una voz de alerta para los frenteamplistas, que deben estar preparados para provocaciones de este tipo, más cuando la oposición y la ultraizquierda no tienen espacios para influir en el rumbo político del país.

En el mismo día, difundido a través de Internet, se conoció un video donde algunos muchachos de un barrio popular lanzaban al aire una XO con el fin de destrozarla. La filmación fue hecha desde un auto, pero con la particularidad de que uno de los niños miraba al auto, como sabiendo que se le estaba filmando. ¿El operativo estaba organizado? Estamos, entonces, ante dos situaciones que no le hacen bien al debate democrático y mucho menos a la convivencia entre los uruguayos. Es de esperar que desde el oficialismo y desde la oposición haya una mirada larga, de fondo, sin que a nadie se le escape la moto.

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