A 20 años de una gesta de libertad: el voto en blanco del 82
Días pasados me encontré con mi amiga la doctora María Josefina Plá, quien me recordaba con emoción que se estaban cumpliendo en esos días 20 años de que, por integrar la Comisión Nacional por el Voto en Blanco, había sido detenida y derivada a la Justicia Penal junto a otros amigos comunes. Reflexionando sobre el hecho me pareció que era de justicia recordarlo públicamente.
Al decir de Benedetti, «los militares que se creyeron su propio cuento», es decir nuestros dictadores que sufrieron la dura derrota del 30 de noviembre de 1980, no conformes con ello, quizás porque no se convencían y seguían creyendo el propio cuento, convocaron a elecciones internas de los partidos políticos «habilitados» para el 28 de noviembre de 1982.
Si bien se convocaba a «todo el cuerpo electoral» sólo podían participar los partidos políticos autorizados: Colorado, Nacional y Unión Cívica. Además había candidatos proscriptos y por lo tanto imposibilitados de postularse. De hecho, se apostaba a un bipartidismo y a candidaturas filtradas por la censura.
Conviene recordar que el decreto ley que regulaba las elecciones admitía que más adelante otros partidos podían solicitar su reconocimiento y que para ello debían iniciar un trámite, pero si en el plazo previsto de 60 días para otorgarlo no se resolvía, la petición se consideraba rechazada.
Pero había otra perla: la norma estableció que no se daría curso a la solicitud si «por ideología, principios, denominación o forma de actuación evidencia conexión directa o indirecta con partidos políticos, instituciones u organizaciones extranjeras o con otros Estados». Es decir, quedaba todo bien controlado, limitado y condicionado.
La reacción del pueblo no se hizo esperar. Se organizaron charlas en casas de familia, clubes sociales y deportivos, parroquias, etc. para informar y esclarecer el nuevo intento de frustrar una salida democrática. La dictadura apretaba el torniquete y desde el año anterior se habían producido clausuras temporarias o definitivas de semanarios y revistas.
A su vez la Comaspo (Comisión de Asuntos políticos de las Fuerzas Armadas) sólo mantenía conversaciones con los partidos que intervendrían en las elecciones. Algunos malintencionados decían que en el Partido Colorado y en el Nacional estaba todo el país. Otros, con buena intención, que convenía apoyarlos para que estuvieran en mejores condiciones de luchar por la democratización. Fue así que aquellas charlas explicativas se transformaron en reuniones donde polemizaban los sostenedores de las distintas posiciones y se fue abriendo camino la de quienes exigían elecciones libres, sin partidos proscriptos.
En ese clima la revista «Opción», semanario aparecido ese año y convertido rápidamente en uno de los escasos medios de comunicación opositores a la dictadura, dirigido por el doctor Francisco José Ottonelli, inició una campaña pública por elecciones libres y convocó a la formación de una Comisión de Personalidades que respaldaran el voto en blanco, como forma de rechazo a la salida restringida.
Así surgió la Comisión Nacional por el voto en blanco, que levantó su voz de protesta contra la exclusión de personas y partidos y defendió la identidad política de los mismos.
Ese emprendimiento cívico, en cuanto constituía un enfrentamiento al descubierto con la dictadura tenía sus riesgos que se asumieron sin titubeos.
El mensaje de la Comisión fue claro: respetar a los que se identificaran con los partidos autorizados y votaran por ellos, pero reivindicar el derecho de todos los ciudadanos a determinar su propia opción política.
La Comisión, que presidía el propio doctor Francisco Ottonelli, se constituyó el 19 de octubre de 1982 y la integraron doce ciudadanos de diversa extracción política, representativos de sectores como el Partido Demócrata Cristiano, el Partido Socialista y la vieja lista 99 y provenientes de los ámbitos de la cultura, el periodismo, el mundo del trabajo y de esferas profesionales. El general Líber Seregni, presidente del Frente Amplio, preso de la dictadura, desde la cárcel apoyó la opción por el voto en blanco y se integró a la Comisión quien era en la época su representante político: Oscar Bottinelli.
Luego de una conferencia de prensa, la cual tuvo una amplia cobertura de medios, la Comisión fue disuelta, sus integrantes detenidos, pasados a la Justicia y la revista «Opción» clausurada (esta vez en forma definitiva).
Pero el testimonio quedó y la semilla de la libertad dio sus frutos tras el esfuerzo anónimo de miles de militantes, aquel 28 de noviembre, además de triunfar las corrientes democráticas en los partidos tradicionales, decenas de miles de votos en blanco se volcaron a las urnas testimoniando que nadie podía ignorar jamás a los partidos de izquierda como parte esencial de la democracia uruguaya. *
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