FAO advierte sobre concentración de tierras en Brasil, Argentina y Uruguay
El informe presentado en Santiago de Chile aborda la concentración de la tierra, la extranjerización y el acaparamiento por otras modalidades. En especial por el fenómeno conocido como «land grabbing», que define el proceso de compra de tierras destinadas a la producción de alimentos y donde participan gobiernos extranjeros. En este último caso el informe advierte que hasta ahora en la región el «land grabbing» parece concentrado en Brasil y Argentina, y pone un «tal vez» de inicio para Uruguay.
En Uruguay se inició en los 90
El informe señala que durante la década del 90 se crearon en Uruguay las condiciones institucionales que facilitaron el proceso de concentración y extranjerización de la tierra.
Añade que en los últimos 10 años el valor de la tierra se multiplicó por seis y se comercializó un tercio de la superficie agropecuaria del país.
Por rubros, la FAO indica que hay mayor concentración en la actividad forestal, «con predios de hasta 230.000 hectáreas en manos de europeos y chilenos; en la soja se observa un predominio de argentinos, el mayor de los cuales posee en propiedad o arriendo 130.000 has; a su vez en el caso de la lechería se detecta un emprendimiento de origen neozelandés (actualmente controlado por una multinacional del agronegocio con base en Singapur) con 35.000 has; en el caso del arroz y la ganadería, además de grandes propiedades de uruguayos también hay propiedad de brasileros».
El informe agrega que a su vez la industria arrocera y los frigoríficos son de propiedad extranjera, con una fuerte presencia de brasileros.
El documento de la Organización de las Naciones Unidas analiza la visión de los partidos políticos sobre el fenómeno, donde destaca la posición del Frente Amplio, de establecer restricciones a la concentración y extranjerización, y la posición de los partidos Colorado y Nacional, de considerar ese fenómeno como parte de un proceso de liberalización que generó rentabilidad en el agro.
En la misma posición que los partidos tradicionales, según el informe de la FAO, están las gremiales de empresarios agropecuarios. Sin embargo, añade el documento, los productores familiares, trabajadores y ONG consideran la expansión del agronegocio como incompatible con un modelo de desarrollo sustentable a partir de la agricultura familiar, y atenta contra la soberanía alimentaria.
OPINIONES
* «Los gobiernos de la región deben encontrar formas de asegurar que los procesos de concentración y extranjerización de tierras no tengan efectos negativos sobre la seguridad alimentaria, el empleo agrícola y el desarrollo de la agricultura familiar», señaló Fernando Soto-Baquero, oficial de Políticas de la FAO.
* De acuerdo a Martine Dirven, especialista en desarrollo rural, se puede constatar una reducción de los pequeños productores en los países del Mercosur. «En términos de empleo, muchas de estas grandes operaciones utilizan mano de obra distinta, más calificada, pero mucho menos que muchos pequeños predios», explicó Dirven.
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