Diario The Guardian ya no aceptará pauta publicitaria de empresas petroleras o de gas
La directiva del medio sabe que podría tener consecuencias económicas pero entienden que el cambio climático se enfrenta con acciones en todos los niveles.
El diario británico The Guardian anunció este miércoles que no aceptará más publicidad pagada por empresas petroleras o de gas en un intento por ser más consecuentes con su discurso ecologista. Este mismo medio fue quien decidió cambiar en 2019 el concepto de «cambio climático» por el de «crisis climática».
La prohibición se aplicará a cualquier empresa que participe principalmente en la extracción de combustibles fósiles, incluidos muchos de los mayores contaminadores del mundo, y también tiene como fin práctico reducir la huella de carbono del medio.
«Nuestra decisión se basa en los esfuerzos de décadas de muchos en esa industria para evitar acciones climáticas significativas por parte de los gobiernos de todo el mundo», dijo en un comunicado conjunta la directora ejecutiva interina de la compañía, Anna Bateson, y el director de ingresos, Hamish Nicklin.
Para la cúpula del medio británico, cuyo tiraje es de más de 130.000 ejemplares diarios, la respuesta al calentamiento global es el «desafío más importante de nuestros tiempos» y destacaron los propios informes de The Guardian sobre cómo el cabildeo por parte de las compañías de energía ha perjudicado explícitamente la causa ambiental.
La publicidad de las petroleras
Los grupos ambientalistas han denunciado durante décadas que las empresas productoras de combustibles fósiles utilizan campañas publicitarias costosas para darle un «lavado de cara» a sus actividades, tratando de resaltar sus inversiones relativamente pequeñas en energías limpias mientras siguen extrayendo petroleo y gas.
Han pedido a los medios de comunicación que rechacen dicha publicidad, aunque hasta ahora solo unos pocos, como este periódico sueco, han adoptado este enfoque.
La movida de The Guardian apunta en la dirección que tomó la compañía, con miras a convertirse en carbono neutral para 2030, al tiempo que desinvierte casi por completo su fondo patrimonial Scott Trust, que mueve dinero en empresas de combustibles fósiles.
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