MILICIA

El ejército de EE.UU. es el mayor contaminante del mundo

La semana pasada, la mayoría de medios de comunicación estadounidenses e internacionales prestaron mínima atención a la noticia de que la estación naval de EE.UU. en Virginia Beach había derramado aproximadamente 94.000 galones de combustible para aviones en un canal cercano, a menos de 1.5 kilómetros del Océano Atlántico. Sin embargo, el aparato militar norteamericano es la más contaminante del mundo según dicen los números y eso es difícil de ignorar.

Base Abandonada de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en Groenlandia. Foto: Ken Bower
Base Abandonada de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en Groenlandia. Foto: Ken Bower

Si bien el incidente en Virginia Beach no fue en lo absoluto tan catastrófico como otros derrames en oleoductos, subraya un hecho importante, aunque poco conocido: el Departamento de Defensa de los EE.UU. es el mayor contaminante del país y del mundo.

El Departamento de Defensa produce más residuos peligrosos que las cinco compañías químicas más grandes de los Estados Unidos combinadas. Ha dejado su legado tóxico en todo el mundo en forma de uranio empobrecido, petróleo, combustible para aviones, pesticidas, defoliantes como el Agente Naranja y plomo, entre otros.

En 2014, el ex jefe del programa ambiental del Pentágono le dijo a Newsweek que su oficina tiene que lidiar con 39.000 áreas contaminadas distribuidas en 76.890 kilómetros cuadrados solo en los Estados Unidos.

Las bases militares de los EE.UU., tanto en territorio nacional como las extranjeras, se clasifican constantemente entre algunos de los lugares más contaminados del mundo, ya que el perclorato y otros componentes del combustible para aviones y cohetes contaminan fuentes de agua potable, acuíferos y suelos. Cientos de bases militares se pueden encontrar en la «Lista de Sitios Superfund» de la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (EPA), que califican para recibir subvenciones de limpieza del gobierno. Casi 900 de los 1.200 sitios de la lista son instalaciones militares abandonadas o sitios que forman parte del aparato bélico en funciones.

El barco USS Iowa hace ejercicios militares en mar abierto. Foto: Pixabay
El barco USS Iowa hace ejercicios militares en mar abierto. Foto: Pixabay

Contaminación radioactiva

Estados Unidos también es responsable de contaminación nuclear en Estados Unidos y en otras partes del mundo. Este país ha llevado a cabo más pruebas con armas nucleares que todas las demás naciones del planeta juntas.

En las Islas Marshall, por ejemplo, donde EE.UU. probó más de 60 aparatos nucleares entre 1946 y 1958, quedó una masiva cantidad de radiación que sigue contaminando diversas islas de este archipiélago. Sus habitantes y los de la cercana Guam continúan experimentando una tasa de cáncer extremadamente alta.

El suroeste estadounidense también fue escenario de numerosas pruebas de armas nucleares que contaminaron grandes franjas de tierra. Las reservas indígenas Navajo han sido contaminadas por minas de uranio abandonadas hace mucho tiempo, donde materiales nucleares fueron obtenidos por contratistas militares estadounidenses y luego los equipamientos de extracción y las minas abandonadas siguen contaminando el medio ambiente.

Iraq es otro caso extremos de contaminación por parte de los militares norteamericano. La acción militar ha resultado en la desertificación del 90% del territorio iraquí, paralizando la industria agrícola del país y forzándolo a importar más del 80% de sus alimentos. El uso estadounidense de uranio empobrecido en Iraq durante la Guerra del Golfo también causó una carga ambiental masiva para los iraquíes. Además, la política del ejército de Estados Unidos de usar fosas de incineración al aire libre para eliminar los desechos de la invasión de 2003 ha provocado un aumento del cáncer entre los militares estadounidenses y civiles iraquíes por igual.

Por su parte, las altas autoridades relativizan cualquier denuncia o crítica que se haya hecho a las contaminaciones causadas por la acción militar de ellos. Un portavoz de la Marina de los EE.UU. dijo que los metales pesados, incluido el uranio empobrecido, no son más peligrosos que cualquier otro metal común y corriente, una declaración que rechaza toda la evidencia científica que dice otra cosa: el uranio, el cobalto, el mercurio, el plutonio y el plomo son agentes de contaminación ambiental y causal de enfermedades en personas y animales, muy por encima de otros metales como el titanio, por ejemplo, que puede ser usado en piezas quirúrgicas y partes que sustituyen huesos dentro del cuerpo humano.

 

 

 

 

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