Ramón Méndez: “Uruguay tendrá que adecuar su infraestructura para resistir fenómenos climáticos cada vez más violentos”
En diálogo con LARED21.TV, Ramón Méndez afirmó que en nuestra producción agrícola ganadera está “el grueso de las emisiones de gases del efecto invernadero”. Agregó que en 20 años, para exportar se tendrá en cuenta cuánto hay de emisión de gas invernadero. Uruguay tendrá que prepararse para un mundo que será diferente, subrayó.
¿Cuál es su cargo actualmente?
Soy Director de Cambio Climático del MVOTMA. Es un cargo de confianza de la ministra (Eneida De León). Este cargo se presupuesta en la Ley de Presupuesto que está en el Parlamento. Desde este lugar, soy representante del Ministerio en el Sistema de Repuesta al Cambio Climático y por tanto, lo presido. Es un espacio de coordinación transversal de varios Ministerios.
Desde las organizaciones medioambientalistas hay desconfianza en que el Ejecutivo crea estructuras paralelas, dependientes de Presidencia de la República, para quitarle potestades a la Dirección de Medio Ambiente (DINAMA) que es quién controla los temas ambientales, y otorga los permisos solicitados por las empresas.
Está bueno que las organizaciones medioambientales duden, critiquen y que pidan explicaciones. Esto permite que se logren equilibrios. Este es un tema donde se precisan los controles sociales. Lo que tenemos que dar es información. Lo que dice la Ley de Presupuesto, es la creación de una Secretaría de Cambio Climático, Medio Ambiente y Agua, pero que no pretende sustituir ni a la DINAMA, ni a la DINAGUA, tampoco a la estructura de Cambio Climático que tiene el MVOTMA. La estructura de contralor de todo tipo de actividades, sigue estando en un Ministerio independiente como es el Ministerio de Medio Ambiente, con control parlamentario. Lo que se planteo, es la necesidad de coordinar mejor los temas ambientales a nivel de todos los ministerios. Reitero, la capacidad de contralor sigue siendo independiente, no depende de presidencia de la República. Lo que está claro y lo reiteró el presidente (Vázquez) es una jerarquización del tema. Quiere él mismo, desde la Presidencia, participar en la jerarquización de estos temas, ya lo ha mostrado. El 1º de marzo dijo una frase que en mi está muy presente “el desarrollo será sustentable o no será desarrollo”.
Las inversiones, los mega emprendimientos, como ocurrió con Aratirí ¿será la DINAMA la que juzgue sí cumple con las premisas medioambientales?
Por ley está establecido que será la DINAMA quién realice los controles y tendrá la decisión final sobre cualquier mega emprendimiento o pequeño emprendimiento.
¿Entonces para qué crear una Secretaría de Medio Ambiente, Agua y Cambio Climático?
Quién debe responder es Presidencia de la República. Lo que puedo decir, es que en su mensaje presupuestal, el gobierno lo que plantea, es que lo que se necesita es coordinar a los actores públicos y privados que tienen vinculación con el tema. El presidente de la República tiene preocupación en particular por el Río Santa Lucía, y de la necesidad de coordinar todos los esfuerzos necesarios para preservar ese curso de agua. El objetivo es la jerarquización política del tema, con el involucramiento directo de Presidencia de la República.
¿Qué es para el Uruguay el Cambio Climático?
El Cambio Climático es un desafío mundial, pero también una gran oportunidad. Es un gran desafío, porque lo que haga cualquier ser humano tiene consecuencia sobre los demás. Para poner un ejemplo: los gases de efecto invernadero que se emiten en Singapur tienen consecuencias sobre los habitantes de Nueva York y viceversa. Ese es el gran desafío, si no llegamos a un acuerdo global, no tenemos posibilidades de frenar el Cambio Climático. El nivel de desafío, está en el nivel de gravedad comparable con lo que hace unos años era el riesgo de una guerra nuclear. Sí no conseguimos frenar los impactos de los gases de efecto invernadero, existen riesgos de transformaciones muy complicadas. Tendremos un fin de siglo muy difícil con más de mil millones de personas que tendrán que desplazarse porque su hábitat se inundará o con consecuencias muy graves para la producción de alimentos. El Cambio Climático también es una gran oportunidad, es la posibilidad de transformar el mundo acorde a un nuevo modelo de desarrollo. Los sectores más vulnerables, son los que más sufren los cambios, porque tienen menores posibilidades de adaptarse, tienen menos infraestructura disponible, y menos recursos para hacerlo. Esto impacta a los países más pobres y al interior de cada país. Esto es una oportunidad de impulsar un modelo de desarrollo inclusivo, donde el desarrollo de la infraestructura tenga en cuenta el nuevo modelo climático en el que vamos a tener que vivir.
En diciembre habrá una nueva Cumbre sobre Cambio Climático (30 noviembre al 11 diciembre en París) ¿Qué posición lleva Uruguay?
Las discusiones tienen mucha información científica detrás y esto es muy valioso. Podrá utilizarse o no pero está. Hace 25 años, Naciones Unidas creó un panel internacional con expertos en Cambio Climático. Las conclusiones son categóricas, y tienen que ver con los orígenes de lo que está pasando. Esos orígenes están principalmente en las emisiones de los países industrializados, en particular Europa, EEUU y Japón. Hay una “responsabilidad diferenciada” acerca de lo que estamos viviendo. Hoy día, China es el primer emisor mundial, porque ha seguido un patrón de crecimiento muy parecido al de los países desarrollados, pero no solo China, también los países del Tercer Mundo seguimos un modelo similar al de los países desarrollados. Por tanto, es una responsabilidad común pero diferenciada. Los avances científicos, son los que nos permiten esta diferenciación. En este contexto, Uruguay plantea que hay responsabilidades que son comunes pero diferenciadas y que cada país, según sus capacidades pero también según sus responsabilidades históricas y presentes, tienen que contribuir a la solución del problema. Nuestra posición, no es de “chiquito llorón”, sí bien no somos parte del problema queremos ser parte de la solución. Ser parte de la solución, es en primer lugar, contribuir a mostrar que es posible un modelo de desarrollo diferente, que es posible llevar adelante políticas públicas que impulsen un modelo con menores emisiones de efecto invernadero. Al mismo tiempo, tenemos responsabilidad ante nuestros ciudadanos, de adaptarnos al Cambio Climático que ya existe, y que se producirá independientemente de lo que hagamos. Cuanto mejor hagamos las cosas, menos sufriremos los efectos del Cambio Climático. Las consecuencias van a seguir existiendo, nuestra responsabilidad es adaptarnos a los cambios que ya se produjeron y que seguirán.
¿Uruguay accederá a préstamos internacionales para mitigar el Cambio Climático?
Para mitigar y adaptarnos, nuestras metas y lo que hemos desarrollado estos años, nos colocan en un lugar privilegiado. Nos ponen de ejemplo, nuestra organización institucional para enfrentar la situación que comenzó en la primera administración del FA, nos permitió la transformación energética. Hoy día, en Uruguay, nuestra emisión de energía eléctrica es decenas de veces menor en promedio, al promedio mundial. Por cada kilovatio hora que generamos, por cada dólar de producto bruto de nuestra economía, nuestras emisiones son muy bajas y esto es producto de las energías renovables. Llegamos a picos por las cuales, más del 60% de la electricidad que se consume en el país, proviene de los Parques Eólicos que se instalaron en los últimos años. Es altamente posible, que el dinero que exista en el mundo, tanto línea de inversiones, como dineros no reembolsables para promover la “economía verde”, puedan llegar al Uruguay. Al mostrar que queremos ser parte de la solución, que queremos llevar adelante un modelo de desarrollo diferente, tendremos líneas de dinero disponible.
¿Cuáles son nuestras principales preocupaciones?
Lo principal es nuestra capacidad de adaptarnos, pensando principalmente en nuestra población más vulnerable. Las sequías y las inundaciones, serán cada vez más frecuentes y prolongadas, con impacto sobre la producción, principalmente sobre el agro, que es el 70% de nuestras exportaciones, sobre la gente que vive en zonas cada vez más inundables. La preocupación por el agua. Vivimos este año, un fenómeno inédito en nuestra historia, que fue una ola de calor junto con una sequía, que hizo que se concentrara el agua en nuestro reservorio, por ejemplo en Maldonado, y que se generaran floraciones de algas como no conocíamos en nuestro país. Este tipo de fenómeno, que será más frecuente, llevó a redefinir políticas para tratar de adaptarnos y disminuir impactos futuros. También debemos prepararnos, para sufrir tormentas cada vez con mayor frecuencia. El fortalecimiento del Sistema Nacional de Emergencia, a través de la creación de una Dirección que dirige, es una muestra de la importancia que se da a la respuesta a este tipo de fenómenos. Las tareas desde Salud Pública y el Ministerio de Desarrollo Social, para trabajar mejor con los sectores vulnerables, ante los fenómenos climáticos extremos que pueden ser calor, tormentas, inundaciones y sequías. Diseñar en forma adecuada las infraestructuras, para resistir fenómenos más violentos. Adaptar nuestra producción, principalmente en el sector agrícola ganadero, donde la construcción en sí de la política agrícola de nuestro país ya desde el periodo anterior, se basa en una política de “clima inteligente”. Es decir, adaptada a lo que ya existe y a lo que se va a venir, en relación a la dependencia del clima.
¿Los países más chicos, qué le podemos pedir a las grandes potencias principales responsables del problema?
De forma individual no podemos exigir, estamos es una construcción colectiva a nivel mundial. La fortaleza es que hay 144 países organizados en el G77, que reúne a los países en desarrollo, aquí también están China, India, Brasil y Sudáfrica. Estos países, señalan que los países desarrollados, tienen que reducir fuertemente las emisiones. Las emisiones per cápita de EEUU, en el sector energético, son entre ocho y diez veces las emisiones de Uruguay. También se reclama, con que colaboren a la adaptación en los países emergentes, por las consecuencias del Cambio Climático sobre nuestro territorio. Hacia París (Francia), se negocia como cada país se hace responsable de lo que se tiene que hacer responsable y a la vez, cada país ayuda a los demás en función de sus capacidades, a adaptarse de forma exitosa a las consecuencias del Cambio Climático.
¿Hay conciencia en la población de lo que significa el Cambio Climático?
Te diría sí y no, sí hay conciencia que están pasando “cosas raras” y sí hay conciencia que hay fenómenos extremos, que comienzan a aparecer con mayor frecuencia e intensidad que lo que ocurría históricamente. Esto es lo que está mostrando la ciencia, efectivamente hay fenómenos más extremos y con mayor frecuencia. La gente las percibe y tiene preocupación. Ahora si actúa o no en consecuencia, y si puede internalizar por qué es importante que haga cosas diferentes y qué puede llegar a pasar, ahí la respuesta a tu pregunta es no. A Uruguay le pueden pasar cosas extraordinariamente negativas o positivas, todo va a depender de cómo actuemos. Esto es lo que estamos tratando de construir como política nacional en relación a este tema. Aquí está la directiva que da el presidente (Vázquez) y que toma la ministra de Medio Ambiente (Eneida De León) al revitalizar políticamente el tema.
¿Puede mencionar algún efecto positivo?
El mundo será diferente y para poder exportar en un futuro, se mirará cuánto hay de emitido de gas invernadero detrás de cada producto. Lo que se ha dado en llamar “la huella de carbono” y necesariamente sea por los acuerdos internacionales o porque lo resuelve el mercado, tendrán más valor los productos que tengan la menor cantidad de emisiones por detrás. Esto es un gran riesgo para nosotros, que aparezcan barreras arancelarias relacionadas con nuestros productos de exportación que son los agroindustriales. En nuestra producción agrícola ganadera, están el grueso de nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. Donde está la potencial ventaja que tenemos, es que sí hacemos las cosas bien, tendremos grandes posibilidades de competir muy bien a nivel mundial, en ese futuro modelo de desarrollo. Uruguay tiene posibilidades de vender sus productos con una base de carbono muy baja. Podemos generar productos exportables, que se hayan producido con una relativa baja cantidad de gases de efecto invernadero emitidos en el proceso productivo. En 20 años, estoy seguro que este será un plus enorme. Será un valor agregado. Nuestra presencia fuerte y con mucha perspectiva de futuro, la conseguimos a partir de las energías renovables de nuestra matriz energética. En Uruguay, las energías renovables pesan en un 90%, mientras la media mundial está en 30%. Y vamos a mejorar aún más, cuando se culminen los parques eólicos que aún faltan. Estamos adaptados, pero podemos estar aún más, para un modelo de desarrollo diferente. Sí hacemos las cosas bien, podemos capturar una gran cantidad de dinero que ya existe para “desarrollos verdes” en el mundo. Cuanto más ejemplo seamos, más chances tenemos de recibir financiación. Esto nos permitirá estar mejor preparados para la competencia y para defendernos de los fenómenos climáticos más extremos.
¿Hoy día por dónde pasa la discusión de cara a la Cumbre de Cambio Climático?
Hay dos temas claves. Lo que complica para llegar a un acuerdo, es “como repartimos” las responsabilidades de reducir emisiones, quién tiene que reducirlas y cuánto. La pregunta es: cuánto es lo máximo que se podrá emitir en 20, 30, 50 años, si queremos tener una chance de que el Cambio Climático esté bajo control. Cuanto tiene que aportar cada uno, para llegar a la cifra total. Ahí es donde no hay acuerdo. Las preguntas planteadas: ¿son los principales países emisores?, ¿son los países más ricos?, ¿son los que históricamente han tenido más emisiones? No hay acuerdo para definir como se dividen las responsabilidades.
Nadie puede permitirse fracasar. En Copenhague (Dinamarca) ya tuvimos un fracasó enorme. Todos los años, desde hace 20 años que se hacen Cumbres y el objetivo es seguir avanzando hacia un acuerdo. En 2009, en Copenhague, no se llegó prácticamente a nada. Ahora la palabra fracaso no entra en el vocabulario de ningún negociador, ahora qué tanto podremos avanzar o sí quedarán planteadas tres o cuatro ideas para que en los próximos años sigamos trabajando para concretarlas. Cuánto podremos avanzar en París y cuánto quedará para las próximas cumbres, son las grandes preguntas.
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