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La contaminación del agua potable continuará, según ONG Redes Amigos de la Tierra

El bioquímico Pablo Galeano integrante de Redes en entrevista con La Red 21, aseguró que la contaminación del agua potable continuará y aunque se detenga el proceso de fertilización de los campos, el daño ya está hecho.

Pablo Galeano, de Redes Amigos de la Tierra. Fotos y video Mariana Costa / LARED21

Galeano reflexionó que si bien la práctica del agronegocio genera mucho dinero no  hay estudios que determinen cual es la riqueza que genera.

Por último Galeano señaló que en el país no hay estudios sobre el impacto que tiene en la salud de la población el incremento del uso de agroquímicos en el campo uruguayo.

– ¿Desde la ONG Redes  Amigos de la Tierra critican el sistema de agronegocios que funciona en el país. ¿A qué estructuras hacen referencia?

– Nosotros nos referimos a la captación de Fondos de Inversión que se aplica a los negocios y que promete determinada rentabilidad en corto tiempo. Es una modalidad que ha crecido y ha tenido una incidencia muy fuerte en la región y en el Uruguay en particular. En el país los que han llevado adelante la agricultura y la agropecuaria han sido grandes, medianos y pequeños productores, históricamente relacionados con la oligarquía del interior. Cuando nos referimos a la Asociación Rural del Uruguay (ARU) vemos que se repiten apellidos y familias.

Sin embargo, hoy día los que dinamizan la economía ya no son esas familias históricas, sino que son empresas que manejan capitales transnacionales, que le han dado un particular impulso a la agricultura. El cultivo” vedette” es la soja. Estas empresas tienen un cuerpo gerencial con gente que sabe de inversiones que captan fondos. Los fondos son de EEUU y de países europeos, principalmente.  Lo que producen son comodities es decir, granos que cotizan en Bolsa y que operan a futuro. Actualmente ya se está vendiendo la soja que se producirá dentro de 3 años. [ed_verde]Existe un debate de quienes señalan que como se aplica tecnología moderna en las explotaciones primarias ya no es como antes y que el comoditie tiene un valor superior al producto industrializado. Nosotros cuestionamos este concepto. [/ed_verde]

Estos negocios estaban centrados principalmente en la parte de acopio y distribución, sin embargo hoy también están en las fases de producción como es el caso de Agronegocios del Plata, El Tejano, entre otras. Hacen negocios en la región y tiene un equipo que aplica un paquete tecnológico estandarizado y homogéneo y de punta. Contratan agrónomos  y  terceriza la fase productiva. Arriendan campos con contratos de corto plazo y participan en el negocio de acopio y distribución. En el año 2000 había 50 mil hectáreas de soja y hoy hablamos de un millón de hectáreas. La soja sale principalmente por la Zona Franca de Nueva Palmira.

Este tipo de negocio cuenta con el estímulo del gobierno. Es una inversión de producción primaria que se basa en la explotación de nuestros recursos primarios. Existe un debate de quienes señalan que como se aplica tecnología moderna en las explotaciones primarias ya no es como antes y que el comoditie tiene un valor superior al producto industrializado. Nosotros cuestionamos este concepto. Además sí incorporamos los costos ambientales a este tipo de producción veríamos que la cuenta no es tan positiva.

Los sucesivos gobiernos han tenido la preocupación de poner valor agregado a la producción que se exporta. Ustedes reconocen que el crecimiento representa un mayor bienestar para la población?

La soja va a batir nuevamente récord de exportación, el 33% de las exportaciones de Uruguay son de soja. Sí bien es mucho capital, lo que genera de Producto Bruto Interno no es un 33%  sino un5%. Esto es así porque la tecnología, la maquinaria,  la semilla, los insumos, y los agroquímicos que se utilizan se importan. No se produce harina,  se produce muy poco aceite. y sale a través de la Zona Franca de Nueva Palmira por tanto  paga muy bajos impuestos. Nuestros campos son menos productivos que la pampa argentina pero como  en Uruguay no hay retenciones y la carga impositiva es muy baja los empresarios prefieren producir aquí, porque la ganancia es mayor

Entra mucho dinero al Uruguay, pero no hay estudios que indiquen cuanta riqueza le deja al país. Hay muchos indicadores que no se miden como son los impactos en la salud. Cada vez se aplican más agroquímicos

– ¿Y la aplicación de agroquímicos qué impacto tiene?

– Desde la conferencia de Río de Janeiro en 1992 se entiende que los cultivos genéticamente modificados traen impactos sociales y ambientales. En Uruguay se planta soja desde 1996 y nunca hubo un monitoreo de los impactos de la aplicación de la tecnología. Este tipo de cultivo son tolerantes a los herbicidas, al glifosato en particular, pero en el futuro habrá cultivos tolerantes a otros herbicidas. Estamos sometiendo a nuestro ambiente a una carga de este principio químico que no tiene precedentes para el ecosistema. Los primeros datos que generaron preocupación principalmente a nivel de Facultad de Agronomía fue el impacto sobre la erosión de los suelos.

Los herbicidas matan la cobertura vegetal de los suelos pero no perjudican a la soja.  Esta situación llevo a las autoridades a reclamar a los grandes productores a que presentaran planes de manejo de rotación de suelos porque estábamos perdiendo nuestra principal riqueza. Históricamente nuestro principal problema ambiental ha sido la erosión de los suelos. Ahora también aparece otro problema y es la contaminación del agua. [ed_verde]En Uruguay se planta soja desde 1996 y nunca hubo un monitoreo de los impactos de la aplicación de la tecnología. Este tipo de cultivo son tolerantes a los herbicidas, al glifosato en particular, pero en el futuro habrá cultivos tolerantes a otros herbicidas. Estamos sometiendo a nuestro ambiente a una carga de este principio químico que no tiene precedentes para el ecosistema.[/ed_verde]

Una tecnología transgénica que tiene inteligencia e investigación detrás aplicada con la lógica del capital financiero que es la rentabilidad en corto tiempo. Es muy degradadora de los recursos. Detrás de este cultivo se va fósforo, nitrógeno, agua y se va en definitiva la calidad del suelo. Sí no se regula y se deja en manos de la lógica del capital el manejo de los recursos naturales tendremos un problema de degradación grave.

– ¿Cuál es el rol de las transnacionales?

– Sí uno entra a la página web de la multinacional paradigmática que es Monsanto ve que su misión y su visión es colaborar  para que la humanidad supere ciertos desafíos por ejemplo: una población creciente en una biósfera limitada. El discurso es el de aportar para beneficiar a la humanidad. Los gobiernos se alinean con este discurso y lo creen y nosotros no creemos  en este discurso. Solo con ver los datos de lo que ha pasado en Uruguay con los recursos ambientales y el manejo que se hace de los ecosistemas agrícolas veremos que no es sustentable. La propuesta es explotar los recursos al máximo para sacar una renta lo más rápido posible. Además su objetivo es penetrar el mercado de la semilla con eventos transgénicos apilados. Detrás de cada evento hay una patente y detrás de cada patente hay cobro de royalties y ese es el gran negocio.

Nos preocupa que se vende la tecnología transgénica planteando que va a resolver los desafíos de la humanidad pero en realidad hay un gran negocio que privatiza los recursos fitogenéticos de una manera nunca antes vista. Lo que estamos viviendo hoy es un proceso de concentración de toda la cadena agroalimentaria. Que comienza con la semilla y culmina con el producto en la góndola del supermercado. Desde el punto de vista de la soberanía alimentaria es muy preocupante. Los gobiernos de izquierda deberían preocuparse  por esta realidad. Los últimos datos del Censo indican que en los últimos diez años desaparecieron el 40% de las explotaciones agropecuarias inferiores a las 20 hectáreas.

Estamos ante un proceso de concentración de la tenencia y gestión del territorio el criterio que predomina es el del capital financiero y los gobiernos van a tener cada vez menor poder de negociación. Pensemos que el gobierno a dicho que no tiene capacidad de fiscalizar el manejo que se hace de los suelos, por tanto queda a la buena voluntad de los agrónomos que presentan los planes de manejo del territorio. Los agrónomos son los que gestionan las empresas que venden insumos y  tecnología y son los que le dicen al productor que tecnología tienen que aplicar. Es decir, están de ambos lados del mostrador y eso es muy complicado. [ed_verde]Lo que estamos viviendo hoy es un proceso de concentración de toda la cadena agroalimentaria. Que comienza con la semilla y culmina con el producto en la góndola del supermercado. Desde el punto de vista de la soberanía alimentaria es muy preocupante. Los gobiernos de izquierda deberían preocuparse  por esta realidad.[/ed_verde]

Incluso los que hoy llevan la batuta son los ingenieros agrónomos. En este gobierno encabezado por el Presidente José Mujica, el Subsecretario de Ganadería, Agricultura y Pesca ingeniero agrónomo Enzo Benech preside la Comisión para la Gestión del Riesgo y es el mismo actor que promovió que el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) tuviera un acuerdo con Monsanto. Benech estuvo en noviembre del año pasado en Bolivia para apoyar a los sojeros de zona de Santa Cruz que reclaman que el gobierno de Evo Morales flexibilice su posición respecto a la  prohibición de los transgénicos.

Estuvo el Ministro de Ganadería Tabaré Aguerre en China haciendo lobby porque este país es el principal importador de la soja de la región para que autorice una nueva soja transgénica.  Empresas como Monsanto cuentan con el lobby de gobiernos como el uruguayo para que determinada tecnología sea liberada. Las transnacionales juegan fuerte. El acuerdo de Monsanto con el INIA es una jugada política que benefician a la transnacional.

– ¿Cuál es la expectativa para el futuro? Qué se tomen qué tipo de medidas?

– Lo que nos preocupa es que la fuerza política gobernante no se cuestiona este tema. Se toman políticas paliativas,  hay una intención sincera de que la agricultura familiar no desaparezca. Alur es un ejemplo, la cartera de tierras adquirida por el Instituto de Colonización ha crecido como nunca antes. Estamos hablando de la incorporación de unas 55 mil hectáreas pero en ese mismo periodo se han transado 3 millones y medio de hectáreas, por tanto, con paliar la situación no alcanza hay que tener políticas sistémicas.

Deberíamos preguntarnos cuál es el país productivo que queremos. El agronegocio es el que nos traerá el desarrollo, nosotros creemos que no. Hay que pensar políticas que estimulen el desarrollo de la agricultura familiar y que no sea la estrategia de incorporar la agricultura familiar a las cadenas productivas de exportación. Esta política que se aplicó desde siempre en Uruguay ha sido un fracaso. Convertir al agricultor familiar en un empresario exitoso no es posible. Un gobierno de izquierda debería favorecer otro tipo de procesos. Todo lo que tiene que ver con compras diferenciadas que estimulen las economías locales. También revisar el rol del sistema impositivo qué se estimula y qué se deja de estimular.

El crecimiento económico apoyarlo en la explotación de nuestros recursos primarios es pan para hoy y hambre para mañana. En el tema transgénico han usado una estrategia de consulta pública de la que nadie se entera, por tanto, participan muy pocos. Y cuando participás no te devuelven ningún comentario. Toman la decisión política de qué las cosas sean de una determinada manera y no prevén modificarla. Entonces no es así que se fortalecen los procesos democráticos. [ed_verde]Hay que pensar políticas que estimulen el desarrollo de la agricultura familiar y que no sea la estrategia de incorporar la agricultura familiar a las cadenas productivas de exportación. Esta política que se aplicó desde siempre en Uruguay ha sido un fracaso. Convertir al agricultor familiar en un empresario exitoso no es posible.[/ed_verde]

El problema del agua es grave, y aunque se pare ahora la fertilización de nuestros campos, el problema continuará. Esto será cada vez más grave. Y no se soluciona únicamente buscando nuevas fuentes de agua potable, hay que buscar soluciones de largo aliento. Lo que sucede es que la contaminación la pagamos todos, pero la riqueza de la explotación de nuestros recursos primarios se la llevan unos pocos.

Conversé con el decano de la Facultad de Medicina porque en el Uruguay no hay estudios sobre la frecuencia de ciertas afecciones a la salud con aplicación de ciertos paquetes tecnológicos. Sí el país aplica diez veces más agroquímicos que hace diez años atrás tendríamos que monitorear que sucede con la salud de la gente. En Uruguay no se hace nada y en otros países sí. Nosotros no tenemos datos estadísticos, y la gente cuando tiene problemas con las fumigaciones no ve al Estado como un aliado. La semana pasada por primera vez una maestra rural de Río Negro ganó un juicio a la empresa Agronegocios del Plata porque se le pidió que dejara de fumigar cerca de la escuela y continuaron. Fue un caso muy particular, pero hay otros más que sabemos que están pasando. En el interior hay mucho de eso de no molestar al vecino y como además este tipo de emprendimientos grandes son los que colaborar con las escuelas y con los centros de salud, la gente no denuncia, los médicos tampoco hablan del tema. Hay más denuncias, pero no estudios concretos.

Pablo Galeano

Pablo Galeano, Bioquímico, investigador de la Universidad de la República y miembro de Redes-Amigos de la Tierra Uruguay. Ha publicado diferentes  estudios sobre la “contaminación transgénica” en el Uruguay.

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