Océano Pacífico: isla flotante de basura crece a 20 veces superficie de Uruguay
El “séptimo continente” ya lo llaman los científicos, que buscan con urgencia una solución para la mayor isla de desperdicios en el planeta: un basurero flotante al norte del océano Pacífico que tiene entre 15 y 20 veces la superficie de Uruguay… y no para de crecer.
A unos 1.000 quilómetros de Hawaii, el vertedero marítimo viene de superar los entre 2 y 3,5 millones de quilómetros cuadrados de extensión, una catástrofe ecológica que no cesa de aumentar.
Millones de toneladas de plástico giran debido a las corrientes, en el sentido de las agujas del reloj, como lo haría una cisterna de baño al ser activada, con la diferencia que la masa de basura no degradable se sitúa entre la superficie y los 30-40 metros de profundidad sin ir a ninguna parte. El remolino gigante que es alentado por la corriente del Pacífico Norte impide que los plásticos se dispersen hacia las costas continentales y conforman ya un centro de espiral de casi 22.000 quilómetros de circunferencia.
Una misión francesa busca que se tomen conciencia del asunto
El buque francés L´Elan, con una expedición de la Sociedad de Exploradores de Francia, acaba de llegar a la zona, donde procura registrar todo lo inherente al fenómeno causado por los humanos, y que no solo pone en peligro la vida animal del océano, sino que afectará indefectiblemente todos los ecosistemas marinos a un plazo indeterminable todavía.
Se trata de la tercera expedición científica a la “isla de basura” desde que fuera descubierta en 1997 por Charles Moore. Las denuncias de las expediciones anteriores no han tenido repercusión suficiente fuera del ámbito ecológico y nadie parece hacerse responsable ni emprender acción alguna.
Los franceses intentan determinar a qué grado la masa compuesta por todo lo plástico que el hombre ha fabricado alguna vez, pero principalmente por pequeñísimas piezas del tamaño de un grano de arroz, están minando la fauna y la flora oceánicas. Además de contaminar el agua, el plástico es ingerido por los peces, a los que no solo mata, sino que cuando son capturados, trasladan el plástico a sus predadores, animales mayores, o el hombre.
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