Un 6 de agosto de 1980 levantó su segunda Copa

Hace 29 años exactamente, una fría noche de invierno esperaba por la segunda final de la Copa Libertadores entre Nacional e Internacional de Porto Alegre, después de que en el juego de ida habían empatado sin goles en el Beira Rio, con más de veinte mil hinchas albos en las tribunas. Aquel equipo que maravilló física y tácticamente, emulando características de los equipos europeos, tenía a Rodolfo Rodríguez en el arco, Juan Carlos Blanco y Hugo De León; José Hermes Moreira, Víctor Espárrago y Washington González; Alberto Bica, Eduardo De la Peña, Waldemar Victorino, Arcenio Luzardo y Julio César Morales, y llegaba a la final convencido de sus posibilidades pero ante un equipo brasileño que también era amplio candidato al título.

El camino tricolor en su segunda Copa Libertadores comenzó con victoria sobre Defensor por mínima diferencia gracias a un gol de Wilmar Cabrera, continuó con derrota en Santa Cruz ante Oriente Petrolero 3-1 y en La Paz frente a The Strongest 3-0, para luego sumar tres victorias al hilo en Montevideo: ante Defensor 3-0, Oriente Petrolero 5-0 y The Strongest 2-0 para pasar a las semifinales. Allí surgió la figura inmensa de Dardo Pérez, anotando los dos tantos para las victorias como visitante ante O´Higgins y Olimpia de Asunción, luego empató a uno ante los paraguayos con el gol de De La Peña (de bolea) y venció 2-0 a O’Higgins, para llegar a las finales.

Además del gol del minuano De La Peña, quedaron grabadas en las retinas esa noche la atajada de Rodolfo Rodríguez ante Jair y la jugada «de pizarrón» que sirvió para el gol del triunfo: toque corto de «Cascarilla», centro del «Chico» Moreira y la llegada de Victorino para cabecear abajo contra el palo y sellar la segunda consagración tricolor como mejor equipo de América.