Diego Aguirre exclusivo con La Red 21
Aquella mañana de setiembre había más movimiento de lo acostumbrado en Los Aromos. El capítulo número cuatro del Torneo Apertura ya había terminado y ese lunes Peñarol amanecía puntero con tres triunfos y un empate. Semejante apuro en la generalmente calma concentración aurinegra no delataba víspera de clásico; obedecía a una noticia de alto impacto: Diego Aguirre, el autor intelectual del vice-campeonato de América, abandonaba el club tentado por un proyecto millonario desde el fútbol qatarí.
«Pienso que si vemos todas las cosas tan lindas que vivimos juntos no tengo dudas que la relación con el hincha de Peñarol es muy buena. Claro que mi salida fue muy rápida y no de la forma que me hubiese gustado», dice Aguirre tres meses después en conversación con La Red 21. Desde aquella difícil decisión que debió tomar, su vida cambió y lo obligó a tomar un rumbo hacia lo desconocido. Una exótica aventura que hoy lo encuentra en un país más chico que la ciudad de Salto (14.163 km² vs. 11.437 km²) pero dónde el dinero sobra. Basta con descubrir que se trata del país con mayor PBI per cápita del mundo.
El viaje hacia un lugar tan lejano y distinto incluyó adoptar una nueva cultura. Antagónica a la que el uruguayo recibe desde la cuna. Lejos del asado, el mate y la rambla. Todo cambia: la comida, la vestimenta y las costumbres en un país de semblante tradicionalmente árabe (de antepasados beduinos) que quiere imponer un rol mediador en una región conflictiva; con rasgos de «occidente» y fuerza laboral asiática (India, Pakistán y Filipinas).
«Intento respetar al máximo sus costumbres y creencias aunque no es fácil adaptarse a un país tan distinto, en principio estoy solo y mi familia va y viene, pero estoy bien», cuenta Aguirre sobre tamaño giro en su vida. «Por supuesto que extraño muchas cosas nuestras pero me adapto sin problemas y trato de convivir y aprender todos los días», agrega el entrenador que disfruta de la lectura cuando tiene tiempo libre. «Aprovecho para leer mucho de todo”.
Ese desafío deportivo y cultural es la parte más seductora de la aventura que vive el técnico uruguayo. Como sustancia de esto se puede entender que Qatar impulsó su candidatura para organizar un Mundial con la apuesta de imponer el nombre del país en la cúspide del mundo. A saber: no necesitan del dinero que deja el turismo o los sponsors. Aguirre comprueba ello: «Hay un buen nivel de jugadores extranjeros y una apuesta grande del país para el crecimiento del fútbol». Otro ejemplo que construye este concepto es que una vez terminado el Mundial, donarían los estadios (ya que serían fáciles de desmontar) a países pobres de la región (Medio Oriente y Norte de África).
Rutina
«Entrenamos todos los días sólo por la tarde, no hacemos doble horario porque algunos jugadores trabajan por la mañana. Y respecto a la concentración, concentramos el día del partido al mediodía, se juega siempre al final de la tarde o de noche», relata La Fiera sobre su modalidad de trabajo. Una duda que generalmente asalta al hincha es sobre el método de comunicación en un plantel tan variado y cómo el entrenador puede imponer su estilo con tantas barreras en el idioma y la cultura. Aguirre responde: «Hay traductores y manejo bastante bien el inglés, cuesta bastante trasmitir la idea futbolística pero de a poco lo voy logrando», confiesa. Y los números respaldan lo dicho. Su equipo, Al Rayyan, ha crecido, viene de ganarle al campeón de la Champions League asiática, Al Sadd dirigido por Jorge Fossati y, después de un arranque tibio, está tercero en la tabla de posiciones. El proyecto marcha bien.
La hinchada
«El equipo tiene muchos hinchas pero la gente ni tiene la costumbre de ir al estadio», dice sobre algo que toma a modo de objetivo: contagiar a un público que no suele hacer del fútbol, una actividad indispensable en su vida cotidiana.
Futuro, Peñarol y Uruguay
El dialogo con el ex entrenador de la Sub 20 de Uruguay comprueba que disfruta de un buen presente. Por ello, no piensa en el futuro y apuesta al proyecto que asumió con Al Rayyan. «No lo tengo muy claro mi futuro, por ahora quiero vivir el presente». Cuenta que se imaginaba distinto el desenlace del Apertura y confesó que está pendiente de lo que pasa acá, principalmente con todo aquello que tiene que ver con su ex equipo: «Me veo los partidos y sigo toda la información», admite. Y sobre Uruguay y el exitoso proceso del Maestro Tabárez dejó un mensaje con voz autorizada: «El mundo nos reconoce como una potencia futbolística», asegura.
Aguirre no es el único uruguayo que vive del fútbol en Qatar: Fossati atraviesa un momento excepcional con el Al Sadd y ya es leyenda allí. Sobre este asunto el DT confesó que no ha tenido encuentros extra-fútbol con sus compatriotas pero admite lo siguiente: «Tengo pendiente juntarme con Juan Manuel Olivera», quien está jugando en el país vecino, los Emiratos Árabes. La Fiera lo dirigió en el pasado semestre en Peñarol y juntos encabezaron un fabuloso ciclo que terminó en la final de la Copa Libertadores.
El equipo de Olivera es dirigido por Maradona -otro de los personajes llamados para explotar e incentivar el fútbol en la zona- y el entrenador uruguayo contó que tampoco se lo cruzó ni tuvo contacto alguno porque juegan ligas distintas a la qatarí, dónde en el pasado desfilaron figuras de la talla de Guardiola, Batistuta, Juninho Pernambucano, Bora y Bruno Metzu.
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