Reencuentro con Vera Sienra
La simple mención del nombre de Vera Sienra evoca instantáneamente toda una leyenda de la música popular uruguaya.
Hay personas que por su peripecia de vida han logrado superar escollos que hacen sucumbir a la mayoría. Hay instantes en que la impotencia, el dolor y la desazón parecen opacar el horizonte, sobre todo si se es niña y se cuenta apenas con siete años. Existen algunos seres que tienen el don de transformar ese dolor en bellas obras plenas de creatividad y calidez, precisamente a través de ese calvario no elegido que permite una «maduración del alma» negada a otros. Tal es el caso de Sienra.
Sus inicios en el arte siendo muy joven, a mediados de la década de los años sesenta y su participación en el recordado Discodromo Show conducido por Ruben Castillo, pemitieron desde el vamos, aquilatar el talento, compromiso y sensibilidad de esta mujer que ha llevado adelante un proyecto cancionístico de inusual calidad.
Artista multifacética, su permanente búsqueda de formas de expresión del alma, la ha llevado también a crear una bella poesía y una compleja e intrincada obra plástica.
En lo que refiere a la canción, su voz por momentos tierna y susurrante, áspera y grave en otros y siempre impregnada de tintes cálidos y seductores, le ha permitido desmarcarse de sus pares con un claro estilo propio que ha sido su seña de identidad.
Entre l968 y l987 realizó múltiples recitales individuales y colectivos en teatros y actos públicos. También cantó en diferentes países y en 1973 con la canción «En todas partes», fue galardonada con el Primer Premio del Festival Hispanoamericano de la Canción, en Venezuela.
Ahora, tras catorce años de silencio, tiempo en que se dedicó de lleno a ser madre –tiene con su esposo, el periodista Jorge Pasculli, una hija de once años llamada Antonia– y también a profundizar sus estudios en antroposofía (una filosofía fundada por Steiner que desarrolla un conocimiento superior cristiano y propone un sistema educativo utilizado en países germánicos), Vera Sienra retorna al ruedo precisamente con Reencuentro, una propuesta que comprende dieciocho canciones y que recorre «recovecos del tiempo que han caracterizado su búsqueda artístca durante más de tres décadas».
En el disco, y también en el recital que brindará junto a Yur en la Sala Zitarrosa, puede y podrá apreciarse una obra fresca y al mismo tiempo signada por la madurez.
Canciones de antaño como «En ti quisiera quedarme» y «Junto al cristal», y otras nuevas como «Qué pasa con estos humanos», «Canción para un hermano». «La llaman esperanza», que señalan sentimientos y preocupaciones actuales del ser humano y la musicalización de tres conocidos y exquisitos poemas «Carta Nº 1″ de Idea Vilariño, «Setiembre» de Juana de Ibarbourou y «Ahora» de Líber Falco, hacen que este trabajo discográfico se constituya en un disco imprescindible para los melómanos que procuran que los textos de las canciones sean un golpe directo al corazón. Se trata de una de esas obras a las que hay que recurrir una y otra vez, uno de esos discos que no permiten ser «archivados» en el estante de la discoteca ya que por su calidad conceptual y estética, requieren ser escuchados y compartidos en diferentes etapas de la vida.
En consecuencia, el resultado de Reencuentro destaca la riqueza expresiva de una intérprete comprometida hasta la médula con cada uno de los textos.
Tanto talento, tanta intensidad, tanta hondura y tanta ternura por sus semejantes se recuperan ahora tras catorce años fuera de los escenarios porque nunca nada está perdido y porque el olvido, en el caso de Vera Sienra, no existe.
La acompaña Eduardo Yur en guitarra y el precio de las localidades para el concierto de la Sala Zitarrosa es de $ 80. *
Compartí tu opinión con toda la comunidad