El ‘Titanic’ vuelve en forma de atracción
Tras décadas de olvido, la capital norirlandesa reivindica ahora su ‘Titanic’ y la leyenda que continúa cautivando la imaginación del mundo desde hace un siglo.
«Su historia fue un desastre, pero el ‘Titanic’ no lo fue. Era un símbolo de la industria de la época, un símbolo de ambición, de esperanza, y ahora estamos creando exactamente los mismos sentimientos», explicó a la AFP el director del centro Titanic Belfast, Tim Husbands.
La atracción, que se erige sobre los antiguos astilleros Harland and Wolff, cuenta la historia del buque desde su concepción durante el ‘boom’ industrial hasta su trágico naufragio el 15 de abril de 1912 en su viaje inaugural de Southampton (sur de Inglaterra) a Nueva York.
El edificio, de seis pisos y revestido de aluminio, está formado por cuatro proas dispuestas en forma de estrella del tamaño de la del transatlántico que chocó contra un iceberg y se hundió llevándose con él a 1.514 de las 2.224 personas que viajaban a bordo.
Belfast, que trata de dejar atrás las tres décadas de violencia interconfesional entre católicos y protestantes hasta los años 1990, espera impulsar el turismo con este ambicioso proyecto.
«Es nuestra Torre Eiffel, nuestro Museo Guggenheim«, señaló Claire Bradshaw, directora de marketing del centro, refiriéndose a dos emblemáticos edificios que transformaron París y Bilbao. «Ahora nos toca a nosotros cambiar la manera como el resto del mundo ve nuestra ciudad», agregó.
Recreación tecnológica
En el interior del edificio, los trabajadores trabajan a contrarreloj en los últimos retoques de las nueve galerías interactivas.
Sus responsables insisten en que no se trata de un museo pues no contiene ninguna pieza histórica, sino que utiliza infinidad de imágenes generadas por ordenador, efectos especiales visuales y sonoros y pantallas interactivas para contar la historia del barco.
«Hay muchas atracciones dedicadas al ‘Titanic’ en el mundo que no tienen ninguna conexión con el transatlántico. Ésta será la más importante y la única que cuente la historia auténtica«, explicó Tim Husbands.
Los astilleros, que trabajaron durante tres años en la construcción del barco y otros 10 meses en su acondicionamiento, ocupan en consecuencia un espacio importante en el edificio.
Una ingeniosa animación en 3D permite «viajar» también por el interior del barco, desde la sala de máquinas hasta las cubiertas.
Los visitantes podrán revivir así la opulencia de los camarotes de primera clase y medir la estrechez de la tercera clase.
En la galería dedicada al naufragio, la luz se atenúa, la temperatura baja, y el horror rivaliza con los actos de heroísmo.
El centro tiene además una base de datos de todas las personas, pasajeros y tripulantes, que viajaban a bordo del barco y un departamento que debe llevar a cabo investigaciones sobre la degradación de los restos a partir de datos recopilados por los científicos.
Los dos pisos superiores, para banquetes y recepciones, albergan una réplica de la imponente escalera que se hizo mundialmente famosa gracias a la película dirigida por James Cameron en 1997, cuya versión en 3-D se estrena en todo el mundo coincidiendo con el centenario del naufragio.
El proyecto del Titanic Belfast ha tardado nueve años en ver la luz y costado 97 millones de libras (152 millones de dólares, 117 millones de euros) financiados con fondos públicos y privados.
La atracción, que se enmarca dentro del programa de regeneración de las áreas más castigadas del conflicto norirlandés tras el llamado Acuerdo del Viernes Santo de 1998, espera atraer a 425.000 visitantes durante el primer año, especialmente extranjeros, y por el momento lleva ya vendidas 80.000 entradas. AFP
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