Llega el primer film de animación uruguayo
Dirigida por el uruguayo Walter Tournier, cuyo cortometraje «Nuestro Pequeño Paraíso» fue seleccionado como una de las mejores películas de animación del Siglo XX por el Festival de Annecy en 2000- «Selkirk, el verdadero Robinson Crusoe» utiliza la artesanal técnica del «stop-motion» para contar la historia de un pirata egoísta que es abandonado por el capitán de su barco en una isla desierta, donde aprenderá a sobrevivir y a ver la vida con otra perspectiva.
Fue el productor chileno Fernando Acuña quien propuso a Tournier y al productor uruguayo Esteban Schroeder recuperar una historia que originalmente se desarrolló en el Pacífico sur, en el archipiélago Juan Fernández, y que en su novela Dafoe ambientó en el Caribe.
«Nos pareció interesante, porque no solo convocaba al mundo de los piratas sino que además había una recuperación de la historia latinoamericana«, dijo Schroeder a la AFP.
Aunque el proyecto surgió hace diez años, a los uruguayos les llevó ocho conseguir los fondos necesarios para empezar a trabajar y dos más para hacer realidad el filme de 80 minutos que costó 1,25 millón de dólares, una cifra menor para una producción de Hollywood pero más difícil de obtener para el joven cine uruguayo.
«Yo era más bien escéptico de que pudiéramos conseguir la financiación, pero se consiguió y llegamos a buen puerto», confesó Tournier a la AFP.
En Uruguay se redactó el guión, se construyeron las maquetas, escenarios y los casi 50 muñecos utilizados en la película. También se realizó el rodaje y se grabó el tema musical de la película, en el que participaron artistas populares locales.
En Argentina se hicieron los dibujos previos a la filmación, se grabaron las voces de los personajes -que debido a su vocación de llegar a toda Latinoamérica hablan un español neutro– y se realizó la posproducción, mientras que en Chile se crearon los fondos 3D.
Cambios en el cine uruguayo
El estreno del esperado «Selkirk» será seguido este año por otra animación uruguaya, por lo que los productores confían en que los largometrajes animados hayan llegado para quedarse.
«Creo que todo esto es producto del desarrollo que está teniendo el cine uruguayo», opinó Tournier. «Hace unos 15 años empezaron a aparecer algunos fondos, (fue aprobada) la ley de cine, hay algunos incentivos como para desarrollar el cine en general».
«Hace 15 años no había ningún largometraje por año, ahora hay varios: ficción, documentales y ahora aparece animación. Esperemos que se instale y podamos continuar», señaló.
Para Schroeder, cineasta que recuerda que nació «en un país donde el cine parecía una utopía», el surgimiento del cine uruguayo «es tal vez el dato cultural más relevante de la historia reciente del país».
«Del 2000 al 2010 es quizás la década más virtuosa del cine uruguayo. Es lógico que el año pasado haya surgido la primera película de género de terror y es consistente que ahora arranque el subgénero de la animación a tomar fuerza. Me parece que hay mucho futuro y esto recién empieza», vaticinó.
En marzo está previsto que «Selkirk» ponga proa a Bolivia, Colombia y Ecuador, con la meta de continuar luego hacia otros países de la región.
Tournier, quien asegura dedicarse a la animación porque tiene «mucho cariño y respeto por los niños», confiesa que está expectante por el próximo estreno y que estará «totalmente contento cuando la gente la empiece a ver; los espectadores son los que en última instancia tienen la palabra». AFP
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