Las primeras aviadoras de combate de América Latina son uruguayas
Carolina Arévalo y María Eugenia Etcheverry realizaron la pasada jornada su vuelo de presentación ante sus superiores, el subsecretario de Defensa, Roberto Yavarone, aviadoras civiles y legisladoras. Además recibieron, como es tradición en el arma, el bautismo de bienvenida por parte de sus compañeros, que es un cariñoso puntapié.
Etcheverry, de 25 años, fue la primera que emprendió vuelo desde la base aérea de Santa Bernardina, en el departamento de Durazno y piloteó un Cessna A-37 Dragon Fly.
El aparato, que es un avión de ataque y caza ligero, lleva en su nariz un minicañón calibre 7.62 que puede disparar 1.500 proyectiles por minuto. Además, está capacitado para portar 1.800 kilos de bombas o cohetes.
Sobre su experiencia, la piloto explicó que «volar no es difícil, no es para superhombres ni para supermujeres. Sólo hay que seguir ciertos procedimientos y tener la habilidad para hacerlo».
Mientras tanto, su compañera Carolina Arévalo, de 22 años, emprendió su vuelo de «bautismo» en un I-A 58 Pucará, nave que fue utilizada por la Fuerza Aérea Argentina en la guerra de las Malvinas, hace ya 22 años. El avión cuenta con cuatro ametralladoras, dos cañones y puede llevar hasta 1.500 kilos de bombas o cohetes.
Tras su presentación, Arévalo manifestó que «si tuviera que participar en una guerra, en defensa de nuestro país, lo haría con gusto».
Ambas «mujeres piloto» son hijas de militares. El padre de Etcheverry fue aviador y el de Arévalo revista en el Ejército Nacional, pero las dos se empeñaron en recalcar que su vocación no fue impuesta por sus progenitores, sino un deseo propio. El trato que tuvieron y tendrán de ahora, en más será el mismo que se les da a los hombres egresados de la misma escuela y que tienen las mismas responsabilidades.
Tanto Arévalo como Etcheverry, que tienen el grado de alférez aviador, con sus rostros llenos de alegría, no ocultaron su profunda emoción por el cumplimiento de lo que consideran el más importante sueño de sus vidas.
Etcheverry fue derivada al Escuadrón Nº 2 Caza y Arévalo al Escuadrón Nº 1 Ataque, ambos en la Base Aérea Nº 2 de Santa Bernardina en el departamento de Durazno.
Estos escuadrones están destinados a la lucha anticontrabando y la vigilancia del espacio aéreo nacional.
Arévalo y Etcheverry fueron las primeras mujeres que se alistaron en la Escuela Militar de Aeronáutica, cuando en el año 1997 la Fuerza Aérea de nuestro país permitió por primera vez el ingreso de mujeres en la EMA.
Tras egresar de la escuela, las dos jóvenes, durante el año 2001, se desempeñaron en el Escuadrón de Vuelo Avanzado y pilotearon aviones PC-7U Pilatus, de fabricación suiza, donde se adiestraron en «formación y acrobacia».
Ya en el año 2002 las aviadoras de combate ingresaron en los escuadrones que hoy revistan, a los que finalmente fueron destinadas tras «el día D», cuando tuvieron que dar el examen final ante sus superiores. *
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