Cuarenta años en la música uruguaya
En 1971 un grupo de personas interesadas en nuestra cultura se plantean fundar un sello discográfico con el fin de apoyar manifestaciones musicales de valor artístico que habitualmente eran ignoradas, postergadas o rechazadas por las compañías discográficas comerciales al no considerárselas una inversión segura.
En este grupo inicial se encontraban los músicos Daniel Viglietti, José «Pepe» Guerra, Braulio López y Coriún Aharonián, así como Myriam Dibarboure, María Teresa Sande y el escribano Edgardo Bello.
Los nombres elegidos para la nueva institución eran de origen guaraní y guardaban una trascendencia simbólica en la historia del Uruguay: Ayuí y Tacuabé. Bajo el nombre de Ayuí se editarían los materiales de música popular, la poesía y las narraciones; Tacuabé sería el sello destinado al registro de la música culta, en su más amplio espectro. Desde el inicio y por definición, se estableció que la actividad del sello no perseguiría fines de lucro y las eventuales ganancias se volcarían íntegramente en nuevas producciones. Esta característica, llevada adelante con rigor durante todos estos años, ha sido una de las razones de la sobrevivencia de Ayuí/Tacuabé como editorial fonográfica.
Ya con la aparición de las primeras publicaciones se establecieron pautas de trabajo innovadoras para el medio. Los fonogramas se numeraron uno a uno (hecho singular a nivel mundial) dando reales garantías en la liquidación de regalías a los músicos. Las carátulas y el diseño gráfico se encomendaron a plásticos, diseñadores y fotógrafos nacionales de primer nivel. Ayax Barnes creó los logos de Ayuí y de Tacuabé, Nicolás Loureiro estableció las pautas gráficas generales y Hermenegildo Sábat realizó varias de las primeras carátulas. Se incorporaron rigurosas fichas técnicas informativas en cada título. Las distintas fases del proceso, tanto de imprenta como de grabación y fabricación, se revisaban minuciosamente.
Las ediciones se fueron agrupando en series: música para niños, música culta uruguaya, música nueva latinoamericana, escritores diciendo sus textos, música popular instrumental, etcétera.
El sello se inauguró con Los Olimareños, con los escritores Juan Capagorry y Milton Schinca, el humorista Wimpi, el guitarrista Agustín Carlevaro y el compositor Héctor Tosar. Ejemplos de buena música del exterior tuvieron su lugar, editándose por primera vez en Uruguay a los artistas argentinos Juan Cedrón, Susana Rinaldi y Dina Rot, a los chilenos Ángel y Violeta Parra, a los españoles Paco Ibáñez y Raimón, al Conjunto de Música Antigua de Munich y al cubano Bola de Nieve (Ignacio Villa), entre otros.
1974-1983. El período militar
Impuesto el golpe de Estado por las Fuerzas Armadas en 1973, varios de los músicos fundadores de Ayuí/Tacuabé tuvieron que marchar al exilio. La editorial continuó su labor bajo la coordinación general de Coriún Aharonián. Por el equipo de trabajo pasaron numerosas personas. La situación política aceleró también el proceso de recambio generacional y así, una buena cantidad de músicos, comunicadores o simplemente personas afines al proyecto sumaron su esfuerzo anónimo y desinteresado.
Surgieron las primeras grabaciones de artistas que después formarían parte de la mejor historia de la música uruguaya. Con el sello Ayuí se editó en 1972 a Agustín Carlevaro, en el 75 a Carlos «Pajarito» Canzani, en el 77 a Jaime Roos y a Los que iban cantando. En el 75 grabó Ruben Rada y en el 76 lo hizo Gastón Ciarlo «Dino». Llegaría la generación del 78 y con ella los primeros discos de Leo Maslíah, Fernando Cabrera (dentro del trío Montresvideo) y Rumbo, entre muchos otros. Con el sello Tacuabé se registraron recitales de Abel Carlevaro, Hugo Balzo, Héctor Tosar, Eva Vicens, Luis Batlle Ibáñez, Renée Pietrafesa, Nybia Mariño, Lyda Indart, y se creó la única colección de música latinoamericana de vanguardia publicada en el mundo.
Al mantenerse las ediciones en existencia más allá de las variaciones en la venta, Ayuí/Tacuabé se inscribe dentro de lo que se llama una «editora de catálogo».
En el exterior comenzó a considerársela «un modelo excepcional», como opinó Carlos Drummond de Andrade en Jornal do Brasil. En 1983 el músico Mauricio Ubal se encargó de la coordinación general, puesto que ocupa hasta el momento.
1984-1992. Posdictadura
En ese período, muchas personas siguieron colaborando y artistas, siendo o no del sello, participaron en recitales solidarios para ayudar a cubrir algún mal momento económico. En 1986 se realizó en la sala Carnelli de Cinemateca Uruguaya una exposición de carátulas supervisada por la artista Hilda López, festejando los quince años de actividad. Se inventaron y concretaron diferentes formas de coproducción (con estudios y artistas) como forma de contrarrestar la cada vez más costosa tarea de las ediciones. Se comenzó asimismo a publicar a una nueva generación: Jorge Schellemberg, Mariana Ingold, Esteban Klísich, Alberto Wolf, Alejandro Ferradás, Walter Bordoni, Jorge Drexler, Tunda Prada, Gastón Rodríguez, Asamblea Ordinaria. El sello siguió abarcando grabaciones de todos los estilos, desde el payador Carlos Molina o Los Aparceros hasta el grupo de rock El Cuarteto de Nos, desde Mario Benedetti y Eduardo Galeano hasta Eduardo Mateo y La Tabaré Riverock Banda.
1993. La era del compacto
En 1993 se concretó la producción y el lanzamiento del primer disco compacto de Ayuí/Tacuabé. En el invierno de 1993, vio la luz «Fines» de Fernando Cabrera. Rápidamente, de los dos o tres compactos editados inicialmente por año, se llegó a un promedio de veinticinco ediciones durante 1997 y 1998. Se tornó entonces importante mantener el equilibrio entre la reedición en formato digital de los fonogramas inicialmente editados en casete y/o disco de vinilo y el lanzamiento de nuevos títulos. Constatada la falta de discos compactos que registrasen para la memoria cultural el trabajo de destacadas figuras de nuestra historia musical se comenzó un proyecto de rescate de artistas como Lágrima Ríos, Anselmo Grau, Alberto Mastra o Elsa Morán. También se promovieron convenios con diferentes instituciones, como por ejemplo el realizado con el Sodre que llevó a la edición en compacto a partir de versiones históricas de la Ossodre de obras de Eduardo Fabini -reuniendo su obra sinfónica-, de Héctor Tosar, Luis Campodónico y Diego Legrand, o la coedición junto a la revista Posdata de diecisiete títulos de música popular que no habían sido publicados en disco compacto. En 1996, con el apoyo de los artistas y del periodismo, se realizó un gran espectáculo en el Teatro Solís festejando los veinticinco años de labor.
2001. Ayuídiscos, el sitio y los treinta años
A fines del año 2000 se inauguró Ayuídiscos, la primera disquería especializada exclusivamente en ediciones nacionales. Este local está integrado al complejo cultural enclavado en el teatro El Galpón, en pleno corazón montevideano, compartiendo un polo de difusión del arte uruguayo junto a la legendaria institución teatral, a la editorial de libros Banda Oriental, a Cinemateca Uruguaya y a Socio Espectacular. En la búsqueda de consolidar espacios de difusión y como festejo de sus primeros 30 años de actividad, durante el año 2001 se desarrolló un convenio junto a Tevé Ciudad, canal de cable de la Intendencia de Montevideo, que permitió concretar la filmación de 32 videos musicales de primer nivel correspondientes a dieciséis artistas de Ayuí/Tacuabé, en un hecho sin precedentes para el Uruguay. En 2005 se repitió la experiencia con 16 artistas que grabaron otros tantos videos (los mismos pueden verse en la página del sello).
En 1997 Ayuí/Tacuabé había inaugurado el primer sitio de una editorial discográfica uruguaya, experiencia que duró dos años. En 2002 se estableció la página definitiva: www.tacuabe.com que se f
ue reciclando en forma permanente tanto en lo tecnológico como en lo estético.
El catálogo del sello se fue incorporando paulatinamente a los principales sitios de descarga mundiales a través de la distribuidora The Orchards.
El avance de la digitalización en esta primera década del nuevo siglo trajo consigo un devastador efecto sobre la forma de venta y distribución de la música grabada y todo el sistema de producción musical asociado a esta actividad, inclusive para aquellos que, como el proyecto Ayuí/Tacuabé no tienen finalidad de lucro ni motivación comercial expresa.
Durante toda la primera década de este nuevo siglo, el catálogo Ayuí/Tacuabé no ha dejado de crecer, siempre dando prioridad a las expresiones de la música uruguaya.
En la serie la Palabra se incorporaron Juceca, Idea Vilariño, Washington Benavides, Circe Maia, Marosa Di Giorgio, entre otros importantes escritores. Destacados artistas como Héctor Numa Moraes, Eduardo Darnauchans, Pepe Guerra, Washington Carrasco y Cristina Fernández, Fernando Cabrera, continuaron sus carreras en el sello. Nuevos registros documentales se sucedieron con discos del Príncipe, Osiris Rodríguez Castillos, Marcos Velásquez, Aníbal Sampayo, Mario Núñez, o con parte del trabajo recopilatorio del musicólogo Lauro Ayestarán. La sumatoria de discos de un artista generó colecciones como la de Daniel Viglietti, Leo Maslíah o Abel Carlevaro. Entre otros importantes nombres, Popo Romano, Rossana Taddei o el cuarteto Ricacosa, desarrollan sus grabaciones con Ayuí
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