EN ESCENA. CARTAS DE GOLONDRINAS, REIS DO SOL, CARTAS DE AMOR A STALIN Y EL TIGRE Y LA NIEVE

Producciones sobre temas históricos y teatro político

En ninguno de los casos se va mucho más allá de las anécdotas y se omiten las condiciones económicas que las determinaron.

Las golondrinas de las cartas son, primero, inmigrantes españoles, sus aventuras y desventuras en América Latina; luego se trata la emigración del Uruguay a España, en nuestro ayer, a menudo por motivos de persecución política. El tono de «Cartas de golondrinas» es tierno y delicadamente irónico; asombró la habilidad de las actrices españolas Noelia Fernández y Esther Aja para armar, con la rapidez y gracia del que juega, sugerentes escenografías. El texto de Franklin Rodríguez es más directo y también más complejo. Por una parte hay una serie de equívocos de dos personas que se cruzan por azar en un aeropuerto y luego siguen enredándose por obra de más casualidades, donde reconocemos el estilo y la chispa actora de Franklin Rodríguez, por otra parte se habla, y muy claro, de las zozobras y viajes a España, a veces, más que emigración, huidas desesperadas de los criminales de uniforme que les pisan los talones.

El musical «Reis do sol» narra la vida del «cangaceiro» pernambucano «Lampião», Virgulino Ferreira da Silva (1897-1938) que, como les sucedió a Juan Moreira y Martín Fierro, pasó de ser un honesto trabajador a alzarse en armas, tras el asesinato de su padre por la policía. Fue bandolero y murió en su ley, asesinado por ametralladoras policiales con su compañera María Bonita en una emboscada; sus cabezas fueron cortadas y exhibidas públicamente. Esta historia pasó de inmediato al folclore, como Antonio Conselheiro, Canudos y «Os sertões» y, más recientemente, Carlos Marighela. Excepcional el músico Tercio Smith, que por sí solo validaría el espectáculo de no tener méritos sólidos y constantes en texto, dirección, actuación y canto.

«Cartas de amor a Stalin» y «El tigre y la nieve» son teatro político o sobre temas políticos, o de discusión de ideas. La primera insufla con implausibles fantasías la vida del dramaturgo ruso Mikhail Bulgákov (1891-1940), fue hostilizado por sus críticas al socialismo en la Unión Soviética y escribió una carta a Stalin, que lo admiraba. Se podía esperar una discusión sobre la siempre tensa relación del intelectual en la sociedad, esperábamos que el autor tomara partido, se jugara por algo, dijera algo: tuvimos una serie de alucinaciones de Bulgákov, justamente reprobado por su esposa que, como este espectador, no soporta solemnes reiteraciones y frases huecas.

«El tigre y la nieve» nos toca el corazón de comienzo a fin. Merece especial destaque la hábil adaptación de una novela (Fernando Butazzoni) ambientada en el lugar clandestino de reclusión La Perla, en la Argentina y la sutileza con que se muestra el efecto mortífero de la tortura en sus víctimas, años después de los «submarinos», shocks eléctricos, humillaciones, intimidaciones, plantones y simulacros.

Aún hoy, con más de veintiséis años de democracia vigilada, poner en escena «El tigre y la nieve» con la fuerza con que nos hace reflexionar por el carácter militante que posee, requiere un coraje cada vez más necesario.

Muy buenas actuaciones de Laura Tipoldi, conmovedora como la heroína trágica y Sebastián Bandera, en los papeles protagónicos.

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