Proyecto Minga

Padre Mateo: «Si tú estás bien yo estoy bien»

«Si tú estás bien yo estoy bien», suele decir Mateo. Durante su adolescencia sentía el llamado de la solidaridad y la fe, sin embargo no era fácil decidirse. Entre otras cosas estaba su familia con doce hermanos que le decían que estaba loco. Se preguntaba ¿por qué a mí?

Un día encontró la respuesta: ¿por qué no a vos?

También conoce los momentos en que dan ganas de abandonar todo, los momentos de zozobra donde no se sabe por qué el sacrificio. Pero siempre esas tormentas pasan.

En el proyecto Minga, que lleva adelante en Las Piedras, colaboran muchos voluntarios, vecinos, maestros retirados. A todos ellos Mateo les explica que deben estar convencidos de que los jóvenes pueden cambiar, que deben sentir que lo que hacen es importante, si no su trabajo fracasará. Quienes lo conocen saben de su personalidad que hipnotiza, saben que se lo puede escuchar y debatir con él durante horas. Su conexión con los jóvenes es notable. Fue fundador de movimientos que son ejemplo y fueron hitos en el trabajo con jóvenes en situación de riesgo, baste recordar el Movimiento Tacurú. Entre 2008 y 2009 fue convocado para dirigir la parte de menores infractores del INAU. Finalmente renunció porque estimó que el proyecto «no estaba pensado para los jóvenes» y también denunció corrupción. Ahora está en su verdadero ámbito que no es el oficial, el burocrático, el escritorio, está en el llano, trabajando con jóvenes en la calle y por las noches, que es cuando se juntan en las esquinas y pueden ser tentados a entrar en las drogas o el alcohol.

Es en Las Piedras y el proyecto se llama Minga, se atienden entre 25 y 30 jóvenes de entre 12 y 18 años. También es notorio el trabajo que Mateo efectuó con su proyecto Caqueiro en Rivera. No es nada fácil seguirle el ritmo. Se levanta a las seis de la mañana y no para hasta la madrugada, sus ayudantes y colaboradores no se la llevan de arriba. Mateo es un padre arremangado, que suele ver a Dios mucho más en un gesto de solidaridad que en una palabra.

«No hay que preocuparse, eso es fácil, hay que ocuparse», dice. Tiene 65 años y 32 de cura. El proyecto Minga, también trabaja desde el deporte con una interesantísima experiencia de fútbol callejero donde también participan chicas. La tolerancia es fundamental y allí todos pueden jugar, no solo los que lo hacen bien. «Cuando todos tenemos oportunidades el juego cambia. Así como miro el fútbol después voy a mirar la realidad de mi vida, si soy abierto e integrador así lo voy a ser en mi vida. Se trata de integrar», explicó. Una de las particularidades del sistema es que los partidos son de tres tiempos.

En el tercero se habla de cómo fue el partido. Se ve por ejemplo si fulano, que es comilón, esta vez la pasó más. Que mengano que si bien no juega bien corrió mucho por el equipo.

Luego se dan puntajes y puede pasar que si bien un equipo gane por goles finalmente pierda el encuentro por actitudes, «no está mal valorar las actitudes, el juego limpio, rescatar el valor del juego no de la competencia. Vamos a jugar no a competir», explicó Mateo.

También se los apoya en los estudios, muchas veces los jóvenes no tienen posibilidad por la estructura de su familia numerosa y lo chico de sus viviendas, de ponerse a hacer lo deberes con cierta tranquilidad. También hay que colaborar «Acá no hay sirvienta», avisa Mateo y todos hacen algo, el que ayuda en la cocina, en la limpieza, etc. No le falta ambición al proyecto y uno de los objetivos es formar una cooperativa para que los jóvenes puedan hacerse una casa.

Entre otras cosas se les busca empleo a los que lo quieren y tienen más de 18 años. Hay talleres de cocina, electricidad, computación. Los sábados en la mañana, gracias a un convenio, los jóvenes pueden ir a la pileta a hacer natación. El proyecto se mantiene con el apoyo de vecinos y comerciantes y de la Intendencia de Canelones.

Cuando siente que la voluntad se debilita porque algunas cosas no salen como se pensaba Mateo suele recordar que hay algo más, mucho más, importante que una circunstancia adversa, suele pensar en el destino que eligió. Porque no hay salvación si no es con todos.

 

FRASES

* «No hay que preocuparse, eso es fácil, hay que ocuparse».

* «No está mal valorar las actitudes, el juego limpio, rescatar el valor del juego no de la competencia. Vamos a jugar no a competir».

* «Cuando todos tenemos oportunidades el juego cambia. Así como miro el fútbol después voy a mirar la realidad de mi vida, si soy abierto e integrador así lo voy a ser en mi vida. Se trata de integrar».

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