42 años. 14 de agosto 1968 ­ 2010

Libertad, Liberarse, Líber Arce

La década de los 60 fueron los años del movimiento hippie, de las luchas contra la guerra en Vietnam, del mayo francés y de la primavera de Praga. Fueron años fermentales de debates y de soñar lo imposible. Eran tiempos de rock y canto protesta. También del primer trasplante de corazón. Si el ser humano podía volar por el espacio y caminar por la Luna nada le sería inalcanzable. «Prohibido prohibir», «La imaginación al poder», «Gozar sin trabas» fueron algunos de sus graffiti/ lemas.

Uruguay y nuestra Universidad de la República no fueron ajenos a este movimiento mundial. También, al igual que en cada rincón del planeta, tuvo sus particularidades y reivindicaciones específicas. La lucha por el boleto estudiantil gratuito para estudiantes secundarios, liceos ocupados, solidaridad con las luchas obreras. El 68 fue un año bisagra, sostenía Hugo Cores . Lo nuevo enfrentó a lo viejo en una verdadera revolución de las mentalidades. Los estudiantes aquí y en Europa exigían el derecho de discutir lo que se les enseñaba, de verificar su importancia, de asegurarse que no les están haciendo perder el tiempo, pregonaba Jean-Paul Sartre.

El senador Javier Barrios Amorín planteó en el Senado, en referencia a las protestas estudiantiles en pro de la ley orgánica universitaria del 58, palabras aún vigentes, «A los estudiantes les reconozco el derecho a gritar por las calles en defensa de sus ideales y de sus aspiraciones. Creo que es bueno que lo hagan, diría que no se exageraría mucho si se afirmara que tienen hasta el derecho a tirar algunas piedras. La juventud tiene que ser rebelde y desgraciado el país que no cuenta con esa juventud rebelde, envejecida antes de tiempo» .

La Universidad fue punta de lanza de nuevas críticas a la situación imperante. Ya no había tiempo de mejoras reformistas eran necesarios cambios radicales, pregonaba buena parte del estudiantado nacional. En ese camino se fue consolidando una alianza estratégica con los sectores obreros con quienes se habían encontrado en las luchas por la Ley Orgánica universitaria. La institución universitaria acompañó el reclamo estudiantil. La reacción del poder político y económico no se hizo esperar. El 1º de mayo del 68 el acto fue duramente reprimido por la policía y el saldo fue la muerte de una mujer de 63 años, Tesia Grimberg de Pirogowsqui por efecto de los gases lacrimógenos. El 13 de junio el gobierno de Jorge Pacheco Areco implantó Medidas Prontas de Seguridad para enfrentar la lucha de los bancarios y empleados públicos. La CNT ratificó ir a la huelga general si hay golpe de Estado. El 9 de agosto la FEUU convoca a una importante manifestación en defensa de la autonomía universitaria y contra las agresiones a la Universidad de la República. En la mañana estudiantes de Derecho marchan por 18 de julio al grito de libertad, libertad para la Universidad. Ese día fuerzas policiales invadieron recintos universitarios: Edificio Central (Facultad de Derecho), Facultad de Arquitectura, de Agronomía, Medicina y Escuela Nacional de Bellas Artes. Destruyeron materiales docentes y documentos. El Consejo Directivo Central denunció y condenó enérgicamente el hecho. La represión alcanzada ese día y siguientes fue inusitada e indiscriminada, a un jovencito de 14 años le partieron el cráneo de un culatazo cuando salía de la ACJ en la calle Colonia. A otro, de 17 años, que caminaba frente a la Biblioteca Nacional un guardia de coraceros le disparó. Fue llevado comatoso al Hospital de Clínicas. El 12 de agosto en la mañana tuvo lugar una manifestación en las puertas de la Facultad de Veterinaria frente a la calle Gral. Prim (hoy Líber Arce) y fue duramente reprimida. Un estudiante universitario de la Facultad de Odontología de apellido Arce y nombre Líber cae herido de bala. Un oficial de policía fue el que disparó, Enrique Tegiachi. Líber Arce, de 28 años, militante de la FEUU y partidariamente de la UJC moría dos días después, el 14 de agosto. Fue el iniciador de una larga lista de mártires estudiantiles. Desde ese fecha cada 14 de agosto se ha transformado en una jornada de reflexión, recuerdo y homenaje a todos los jóvenes que dieron (dan) su esfuerzo por lo colectivo. Incluso en los peores momentos de la dictadura, los 14 de agosto los edificios universitarios y algunos liceales amanecían con claveles rojos en sus puertas. Resistiendo se reafirmaba de donde se partía y haciendo justicia hacia donde se pretendía marchar. «Herir a la universidad, alzarse contra ella, pretender avasallarla, es, lo sabemos, lo sentimos, herirnos a todos y a cada uno de nosotros en algo que nos es entrañable y esencial, que misteriosamente se confunde con nuestra razón de vivir», editorializaba Carlos Quijano en el Semanario Marcha el 15 de agosto de 1968. Haciendo memoria aprendemos y comprendemos de donde venimos y a donde vamos. Lo hacemos siempre desde el presente, por el presente y mirando al futuro. La generación del 68 nos ayudó a soñar lo imposible y luchar por ello, la generación del 83 el valor de la democracia y los derechos humanos, la del 59 ubicó el papel trascendente del conocimiento que la Universidad de la República debe brindar a la sociedad toda y por ello ponerse a salvaguardia de los avatares político partidarios. Hoy, continuadores de esos legados, repensar la Universidad, reafirmar lo democrático, construir conocimiento crítico apostando con el saber al bienestar de todos sin exclusiones ni olvidos. Una línea transversal: pensar y hacer en colectivo.

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