La aventura de Susana Andrade
«Es mi primer libro, para mí esa algo así como una aventura, aunque también es cierto que desde hace mucho tiempo la actividad de escribir está incorporada a mi vida», dice Susana Andrade respecto a «Entre la religión y la política», que será presentado el 2 de octubre y que el domingo 4 será encartado en la edición de LA REPUBLICA.
Está previsto que para la presentación se realice un encuentro en la «Casa de la Cultura Pepe Presidente», a partir de las 19.30, con participación de la senadora Lucía Topolansky y del doctor Renzo Pi Hugarte. Todos esos datos son volcados en un diálogo con LA REPUBLICA, que comienza de manera algo precipitada, porque a la notebook no le llega corriente, porque las sillas no están dispuestas como para leer en el aparato, pero sobre todo porque se nota que a esa altura la entrevistada tiene mil cosas por decir y todas se amontonan.
Mae de Umbanda, procuradora, columnista, activista, mujer dedicada a la política, la entrevista la encuentra convertida en un torrente de expresiones, muy a tono con esa personalidad multifacética.
A medida que avanza la nota comienzan a aflorar otros datos de su personalidad, y el sentimiento de arraigo familiar se expresa de manera contundente: con orgullo cuenta que su hijo ha sido quien diagramó el libro, y las referencias a su hija más pequeña se hacen presentes en todo momento.
A uno y a otra está dedicado el libro, pero además buena parte de la entrevista se realiza en presencia de su esposo, Julio Kronberg, quien se dedica a sacar fotos.
Kronberg y Andrade tienen también la condición de la hospitalidad, y hacen sentir como en su casa al recién llegado. A pesar de la precipitación inicial, o de que hayan surgido compromisos inesperados que flexibilizan la hora marcada para la nota.
Después de los primeros comentarios, en los que surge un poco de cada cosa, y por cierto que de mucho interés periodístico, la entrevista comienza a encauzarse hacia lo que es el libro, su contenido, las razones que la llevaron a escribirlo y las expectativas puestas en su presentación.
El libro tiene además comentarios escritos de la profesora Amanda Espinosa, del antropólogo argentino Alejandro Frigerio, del plástico Alejandro Álvarez, la periodista Cristina Richeri, y la doctora Pilar Elhordoy.
«No oculto que tiene una lectura política», agrega la entrevistada, quien sin embargo deja abiertas todas las puertas para evaluar que no sólo se trata de eso, también hay una valoración personal, un enfoque propio, una reivindicación y por sobre todas las cosas una necesidad de expresarse que ahora encuentra cauce en las páginas del libro.
«Desde las vivencias reflejadas en páginas quisiera aunque sea modestamente, contribuir a hacer la existencia de mis semejantes más feliz, o al menos más liviana la carga de la complejidad de la vida, compartiendo con quienes deseen padecer mi escritura, las peripecias y alegrías de un camino elegido y que me eligió para ser quien soy para bien o mal, en el cual, en medio del fragor de pacíficas y no tanto batallas por las ideas, encontré sin buscarlo o tal vez haciéndolo instintivamente, un sentido de alegría y vigor al día a día», dice la propia Andrade.
Puede afirmarse que la forma como vive sus principios religiosos está teñida de colores y desde la propuesta del primer capítulo del libro: «Umbanda en la sociedad uruguaya», se adivina esa riqueza de matices que ella misma se encarga de ir revelando.
La primera pincelada sirve para derribar un preconcepto: Julio, de indisimulable ascendencia báltica, es quien la acercó a Umbanda, y no al revés, como sugeriría lo obvio. Y el dato, entre risas y muy buena onda, sirve para añadir otros elementos. «Llegué a Umbanda por amor, por amor a Julio». Es que Susana es hija de un pastor evangélico, quien naturalmente la formó en esa religión. Y por eso mismo «durante años mis padres no supieron de mi conversión, aunque ahora está todo bien con ellos y cuando vamos a Rivera a verlos rezan por nosotros, por nuestro regreso».
Y acá quien tiene que intervenir necesariamente es Julio, que relata que fue formado en un colegio católico, que en los años de «preparatorios» a fines de los ’60, le tocó ir al IAVA, que allí comenzó a militar en el FER y que su sistema de creencias se distorsionó.
«Pasé a ser ateo», comenta, hasta que en algún momento se acercó a la Umbanda y fue allí donde encontró la reconciliación espiritual que había perdido. La relación con Susana vendría después y allí el impulso para que se integrara a la religión.
«Por eso digo: entré a Umbanda por amor a Julio», subraya Susana quien en algún momento agrega que «la primera vez que entré a un templo fue prácticamente a los empujones, yo estaba aterrorizada, creía que me iba a encontrar con algún demonio o algo de eso».
Hoy día el umbandismo tiene para Andrade valores que se agregan a lo espiritual y que hacen mucho al reencuentro de una etnia. «Es que cada persona tiene derecho a conocer la religión de sus ancestros», afirma de manera contundente.
Habla también de la importancia de «recuperar los orígenes», de la significación de una «espiritualidad afro indoamericana» y dice casi con resignación que «hemos tenido que enseñarle a los negros la religión de sus ancestros». «Esencialmente busco que se entienda el por qué de nuestra lucha social defendiendo la cultura ancestral africana e indígena a través de las creencias religiosas, por considerarlas parte vital de la idiosincrasia de los pueblos, lo que les permitió resistir genocidios, diásporas y esclavitud hasta legarnos la riqueza de su identidad», dice una de sus notas en la web.
Política partidaria
El capítulo segundo del libro está referido a la política partidaria, respecto de lo que tanto Andrade, como Kronberg, se manifiestan con absoluta convicción. Su grupo «Atabaque» integra el Espacio 609 y en un folleto explican ampliamente las razones de la voluntad de apoyar a Pepe Mujica.
Comenta que Atabaque hace alusión directa al tambor, instrumento de indudable arraigo afro y destaca que el grupo «es apoyado por una colectividad en crecimiento y en franco proceso de recuperar sus veneradas raíces ancestrales, los prejuicios abundan y exigen combate sin tregua en procura de revalorizar la identidad sociocultural autóctona, inclusiva de todas las vertientes étnicas y sus idiosincrasias, sin categorías ni rangos»
Así las cosas, el apoyo a Mujica se fundamenta en una amplia gama de argumentos, entre el que destaca el hecho de que en la trayectoria del candidato, a lo largo de varias legislaturas como parlamentario y «luego como ministro de Ganadería, junto a su esposa senadora Lucía Topolansky, han dado ejemplo viviendo con austeridad y enseñando a su fuerza política a repartir con igualdad el bienestar social, cualidades ideales en un presidente».
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