EL POLITICO TORTORELLI
De inmediato se volvió popular entre el pueblo que lo miraba con simpatía y humor aunque a la hora de votar no lo respaldaron. Sus recorridas por los barrios montevideanos y de Canelones eran entre gritos y hurras medio burlones del público que en gran cantidad lo acompañaba en sus tradicionales caminatas proselitistas.
La gente le tenía cariño aunque no lo podía tomar muy en serio por lo disparatada de su plataforma política. Ahí se mezclaban absurdos, irrealidades y sueños imposibles que buscaban por todos los medios hacer felices a sus potenciales electores.
El bueno de Tortorelli proponía que en todas las esquinas se colocarían canillas gratuitas de leche. Que entre Rivera y Montevideo se construyera una carretera ¡en bajada! para que los camiones de carga ahorraran combustible. Decía que si él llegara a la Presidencia decretaría que la jornada laboral sería únicamente de 15 minutos. Afirmaba que aprobaría una ley que otorgaría a todos los ciudadanos, al llegar a los 18 años de edad, un empleo público.
Tortorelli tenía su propia agrupación política a la que llamó el Partido Concordancia y se registró ante la Corte Electoral con la lista número 200. Se presentó ante la asombrada ciudadanía por primera vez en las elecciones del año 1942 con la fórmula Tortorelli a la Presidencia y su señora Anatolia Manrupe a la vice.
Le gustaba autodenominarse como «El Salvador de la Patria», «Un hombre honesto a carta cabal», «El Patriota Artiguista» y «El Primer Demócrata». Aunque su leyenda fue muy montevideana también se lo recuerda en el Interior del país.
Cuando hacía sus caminatas por Canelones siempre lo acompañaba un personaje canario llamado Pedro «El Mono» Sánchez que con una corneta que servía como megáfono gritaba a todo trapo: «¡Acá llegó el patriota Tortorelli!» Y la gente sonriendo comenzaba a rodear al pintoresco candidato y al Mono Sánchez que también era muy popular por ser canillita y en varios carnavales había sido El Marqués de las Cabriolas.
Una vez se aventuró junto a su inseparable señora hasta Tacuarembó y presentó ante los atónitos vecinos su propuesta de transformar la zona del Valle Edén en una Venecia surcada de góndolas por donde pasearían cientos de ricos turistas.
Tortorelli era un gran aficionado al cine y prometía que si llegaba a la Presidencia instalaría 200 biógrafos gratuitos distribuidos por todos los barrios. Otra de sus propuestas era que decretaría el matrimonio obligatorio de todos los uruguayos al llegar a los 25 años de edad.
De esa manera, afirmaba Tortorelli, el Uruguay aumentaría su cantidad de habitantes pues los jóvenes matrimonios «llenarían la Patria de hermosos niños». Para captar los votos de los futboleros, el bueno de Tortorelli le pondría un gran techo al Estadio Centenario para que los partidos no se suspendieran por mal tiempo. Vivió en una casa ubicada en 18 de Julio en esquina con Juan Paullier.
Todas las tardecitas se asomaba a su gran balcón y rodeado de las banderas de su Partido Concordancia daba grandes discursos ante los sorprendidos peatones. Muy entusiasmado les prometía que si lo votaban bajaría a la mitad el precio de la yerba, el azúcar y por supuesto ¡el vino! Aunque despertaba mucha simpatía nunca sacó más de 50 votos en las elecciones generales. Fue un personaje inolvidable que muchos años después inspiró la desopilante creación del actor Ricardo Espalter y su recordado Pinchinatti. Con más recuerdos y música los esperamos en la CX 40 Radio Fénix todos los sábados a las 18 horas.
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