"Los periodistas somos como perros de calle; hurgamos por todos lados"
Uno anda detrás de los principales actores políticos, y cierra sus móviles tirando la cisterna de los baños. Otro es especialista en periodismo judicial y en derechos humanos. Ambos tienen en común el humor y un estilo de radio frontal y sin pelos en la lengua.
–¿Cómo se conocieron?
Walter Pernas: –Nos conocimos en El Espectador, donde hacíamos diversos programas, de los cuales hemos mamado bastante. Luego de seguir cada uno por su lado, nos reecontramos en 2003 para hacer Sabuesos en la 1410.
Pero la verdadera propuesta de Sabuesos va a ser la que se escuchará desde el 31 de marzo. En aquel momento el único espacio libre que tenía la radio era de seis a siete de la mañana, por lo cual nos tuvimos que resignar a levantarnos todos los días a las cuatro de la mañana.
–¿Cómo definís a tu compañero?
W.P: –Alejandro (Gabard) es un periodista vinculado a los hechos sociales del día, en los cuales mete sus dientes de sabueso a menudo, sobre todo detrás de los principales actores políticos de nuestro país.
Recuerdo un momento cumbre de su carrera (risas), que fue detrás de la ministra Tourné y al aire dijo: «Acá vemos a la ministra luciendo un bufarrón» (risas generalizadas). Fue un lapsus.
Alejandro Gabard: –Quise decir bufandón.
W.P: –Es famoso Gabard por cerrar sus móviles tirando la cisterna de los baños cuando visita los hoteles en algún Consejo de Ministros.
A.G: –He tenido varios problemas en los hoteles; me han querido echar de varios de ellos.
–Alejandro, ¿cómo presentás a Walter?
A.G: –Walter comenzó a robar primero en otras emisoras (risas de Walter), en distintos programas de El Espectador. En ese entonces yo hacía carnaval y otras tareas relacionadas con las artes escénicas. El siempre se caracterizó por abordar una temática que en el Uruguay no se trabaja en profundidad ni con mucha seriedad, que es el periodismo judicial. Incluso a veces se llega a la confusión y se creen que Walter es abogado (risas). Tal vez alguna vez fue abogado de alguien.
Ha hecho un periodismo que le ha valida varias enemistades y cerrado puertas de varios medios, por el tipo de casos que ha tratado. Tiene un trabajo muy reconocido en lo que tiene que ver con los derechos humanos. Eso le ha valido tener todas estas antipatías que decíamos, que afortunadamente le han cerrado puertas. Digo afortunadamente porque quiere decir que su trabajo ha sido bien hecho. Cuando se habla y se le echa mucho la culpa a la prensa es porque estamos haciendo las cosas bien. Hay mucha payada en los temas a que él se dedica, pero hay pocos periodistas que lo traten tan bien como Walter. Es un ambiente muy engorroso; hay que cuidar lo que se dice porque los jueces y los abogados son personas muy sensibles.
W.P: –Pero hay varios que escuchan nuestro programa (risas).
«Sabuesos»
–¿Cómo fueron los inicios de «Sabuesos»?
A.G: –Al principio éramos cuatro, pero luego los otros dos compañeros se abocaron a otras tareas y se alejaron del programa. Nosotros fuimos multando en un complemento, que estuvo dado no porque nos lo propusimos, sino porque ante precariedades y determinadas cuestiones inherentes a la radio, y a los problemas que afrontábamos a las seis de la mañana, hicimos un programa despojado de todo. «Sabuesos» se puede jactar de haber sido un programa –no ahora, sino antes– despojado de todo. Eramos nosotros solos y los diarios, porque un día no funcionaba la máquina; otro día no funcionaba la consola. Pero hicimos el programa a pesar de los problemas.
Soy muy admirador de los programas argentinos, en el sentido de que lo primero y más importante es el micrófono y todo lo que viene después está por detrás.
W.P: –Incluso nos han llamado para decirnos que éramos sostenedores de micrófonos. Y en el fondo tienen algo de razón (risas). Algunos oyentes, molestos con nosotros, nos tildaron de cretinos útiles y sostenedores de micrófonos. No sabemos con cuál quedarnos.
A.G: –Tenemos la característica de decir los que nos parece, desde el punto de vista del ciudadano común. Creo que eso la gente lo ha valorado. Si, por ejemplo, uno viaja mal en los ómnibus, como se viaja habitualmente, lo decimos. Si uno va a una oficina pública y tiene que bancarse que un funcionario lo atienda cuando se le cante, tampoco tenemos problemas en decirlo.
Oyentes
–¿Han tenido problemas con los oyentes?
W.P: –Siempre pasa igual. Como cuando el juez dicta una sentencia: algunos están de acuerdo y otros no. En AM LIBRE hay un público de izquierda escuchando y hay muchos progobierno más allá de las verdaderas intenciones de la izquierda. Cuando criticamos a la izquierda –y nosotros somos de izquierda–, hay muchos que lo entienden bien, y otros no.
–¿Qué creen que le molesta más a la gente, la crítica del ciudadano común, o la del periodista que supuestamente tiene una base fundada para hacerlo?
A.G: –Creo que están las dos cosas. Primero que nada, no estamos atados a ningún gobierno; eso está claro. No estamos para aplaudir todo lo que hace el gobierno. Valoramos lo que nosotros entendemos como positivo, y también criticamos. Incluso a veces nosotros mismos hemos tenido diferentes opiniones. Cada ciudadano tiene derechos para reclamar. Y si uno viaja mal en los ómnibus, yo tengo derecho a reclamar. No me importa si el lobby de una empresa está por encima de las cosas.
Yo creo que nuestra actitud ha sido valorado por la gente. Además, en radio hemos tenido todo tipo de carencias, menos la censura, lo cual lo supervaloramos, sobre todas las cosas. Y eso lo hemos dicho y defendido en todos lados. Hemos criticado algunas cosas de LA REPUBLICA que a veces no nos gustan, y jamás nadie vino a decirnos nada.
W.P: –Por ejemplo, hay gente que nos han criticado por leer La Juventud, y de hecho nosotros tenemos y leemos todos los diarios. ¿Por qué no le vamos a dar el mismo destaque que le damos a los otros diarios? Nosotros no censuramos a priori absolutamente nada. Hacemos nuestra valoración periodística, pero nunca censuramos. No por representar a la franja más radical de la izquierda vamos a censurar a La Juventud.
A.G: –Además está bueno contarle y mostrarle a la audiencia cómo cada diario trata el tema en forma diferente. Está bueno que la gente sepa que El Observador tiene esta opinión sobre un tema, y EL PAIS ésta y LA REPUBLICA otra. Me parece que muchos de los oyentes valoran nuestra actitud. Además, la gente con nosotros se informa de otra manera; no nos hacemos los graciosos. Primero que nada, yo soy un tipo muy sarcástico, muy irónico. Pernas también lo es, en alguna medida. Hemos encontrado una forma de diálogo a la que le hemos agregado otras cosas, como frases y expresiones de nuestros políticos que otros no tienen. Cuando voy a cubrir una conferencia, grabo absolutamente todo. Tengo opiniones de políticos que la gente jamás las ha escuchado. Tengo, por ejemplo, a Lacalle diciendo el padre nuestro. Un día estaba en el acto de Luis Alberto de Herrera, y dijo «ahora vamos a invocar al Padre Todopoderoso», rodeado de viejitas. Frase que quedó como promo institucional del programa.
W.P: –Hay anécdotas muy graciosas. Algunas personas, en distintos eventos, se acercaron para preguntarnos quiénes hacían las imitaciones de las frases de los políticos (risas).
Defectos y virtudes
–¿Qué tiene «Sabuesos» que no tengan los otros programas?
A.G: –«Sabuesos» ha tenido esa impronta y ha tenido, como todos los programas, una especial predilección por imponer temas musicales a veces viejos, modernos y desconocidos, que no son la tendencia común de otros programas. Hay temas que caen de cajón en determinadas cosas, y
nosotros tratamos de evitar caer en lugares comunes. Pero todo eso lo puede hacer cualquier programa. Cualquiera pone en su presentación, como está de moda, las frases de los políticos. Y la característica de «Sabuesos» es que en la presentación no tiene frases de políticos, porque eso está de moda ahora. Todos los programas hacen lo mismo, y nosotros no. Las frases son incidentales. A veces nos pasa que escuchamos una declaración de un determinado dirigente y encontramos expresiones que en su momento no dicen nada, pero después pueden tener un valor fundamental.
W.P: –Además se genera un diálogo entre nosotros dos, pero parece como si fuera de varios. El me mira y yo le digo tal cosa o tal otra. Es totalmente espontáneo. Tenemos la consola con las frases, pero tampoco están preparadas. Entramos sin ningún libreto. Es como estar en una mesa con todos los actores políticos reunidos, nacionales e internacionales, porque, por ejemplo, el presidente Hugo Chávez tiene una gran participación.
A.G: –El estilo del programa lo hemos descubierto sobre la marcha. Quedamos dos, con todas las precariedades del mundo, y en ese momento empezamos a sobreponernos a todos esos problemas y a seguir haciendo el programa a pesar de todo. Si un pique no sale, la gente está enterada de que no sale porque la computadora anda mal.
Mundos paralelos
–¿Cómo es para alguien de la prensa desenvolverse en la radio?
W.P: –En realidad yo empecé en la radio, allá por el año 92, en radio Litoral de Fray Bentos. Después trabajé muchos años en El Espectador. En 1997 me mudé al periodismo escrito. Desde ese año hasta 2003 no hice radio. Y a partir de ese entonces complemento ambas cosas. Incluso estuve algún tiempo en televisión
A.G: –Yo empecé a trabajar en radio en 1982. Trabajé en el fútbol haciendo locución comercial. Soy locutor e imitador de doblajes.
–¿Entonces sos vos el que haces las imitaciones de los políticos?
A.G: (Risas) –Es lo que la gente se cree, pero no hay imitaciones, son sólo frases grabadas. La gente se preguntaba eso, pero después se dio cuenta de que eran demasiado buenas. Nosotros, más que humor político, hacemos sátira.
En nuestro país, el humor político no se hace, o se hace mal, porque siempre es pretencioso. Para hacer humor político no es necesario retocar nada. La realidad es lo único creíble.
A veces nos han dicho «qué buenos libretos que tienen ustedes», y nosotros no tenemos ningún guión.
El porqué del nombre
–¿Por qué el nombre «Sabuesos»?
W.P: –Se me ocurrió a mí. Es parte de una anécdota, de un entredicho que tuve con otra radio. Yo iba a empezar a trabajar en otra radio, por el año 2002, y a último momento alguien dijo: «No, mirá, tal persona que trabajó contigo, muy importante, dijo que vos no podías trabajar en esta radio». Yo me reí mucho, porque sabía que era una patraña, y efectivamente fue así. Se contactó a esta persona, de parte de los conductores de otro programa en otra emisora, y esta persona dijo que yo era un sabueso (risas).
En ese momento hacía como cinco años que no hacía radio. Trabajaba sólo en prensa, y quería volver de alguna manera. Y cuando en 2003 recomencé en la radio con el programa, me acordé de la anécdota y simplemente se me ocurrió ponerle ese nombre al programa. Después nos dimos cuenta con Gabard del potencial enorme del nombre, y de todo lo que significaba.
Hay un paralelismo real y natural entre los sabuesos y los periodistas.
Nosotros, los periodistas, somos un poco perros de la calle. Estamos metiendo la nariz en todos lados.
Además los perros y los periodistas ladran cuando algo no les gusta. «Sabuesos» tiene mucho de eso, al momento de comunicarle a la gente lo que está pasando en la sociedad.
Como periodistas son unos perros
–Jugando un poco con el nombre del programa, ¿con qué tipo de raza de perros se identifican?
W.P: (Risas) —Yo creo que somos perros callejeros. Somos el perro de la calle, que vive en el barrio. El que corre a los autos. Somos un perro sin raza.
A.G: –Además siempre están los perros. En cualquier evento adonde vamos están. Desde un perro que se sienta a escuchar a la ministra Tourné, hasta un perro que anda en los fosas que se cavan para encontrar huesos de los desaparecidos.
Hay muchísimos de estos animales que dicen presente en hechos importantes. Siempre aparecen en alguna circunstancia.
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