El voto femenino cumple ochenta años en Uruguay
Cerro Chato es una localidad muy especial. Se formó en torno a una estación de trenes (línea Montevideo/Melo), sobre el propio lomo de la Cuchilla Grande, y según muchos investigadores históricos, en el camino de los indios guaraníes desde y hacia las misiones jesuíticas del norte. El pueblo se extendió en derredor de la estación y con ello fue tomando tres jurisdicciones distintas, al cruzar, sin un orden establecido, los límites de los tres departamentos. En 1921, los representantes nacionales por el departamento de Treinta y Tres presentan un proyecto de ley por el cual Cerro Chato quedaba bajo la jurisdicción municipal del departamento olimareño. La polémica quedó desatada de inmediato
Se formó en el lugar un Comité de Durazno, otro de Treinta y Tres y una Asamblea de floridenses. La cuestión se fue dando de tal modo, que llegó a la órbita del Consejo Nacional de Administración, el que con fecha 18 de abril de 1926 resolvió, primariamente, la anexión de Cerro Chato al departamento de Treinta y Tres.
Al día siguiente de tal resolución, el doctor Prando, ministro de Instrucción Pública de la época, se dirigió al Ministerio de Obras Públicas por nota, en los siguientes términos: «De acuerdo a lo resuelto por el Consejo Nacional de Administración en su sesión de ayer, este Ministerio debe proceder a la redacción de un Proyecto de Ley que será sometido a la Honorable Asamblea General, por el cual se eleva a la categoría de pueblo al grupo de casas conocido por Cerro Chato. Ahora bien, según los informes que tiene este Ministerio, la estación ferrocarrilera de Cerro Chato está enclavada en el Departamento de Durazno, y la población del mismo nombre se extiende hacia el Este, invadiendo los departamentos de Florida y Treinta y Tres. El propósito del Consejo Nacional de Administración es el de formar sobre la base del futuro pueblo de Cerro Chato una nueva sección judicial en el Departamento de Treinta y Tres; pero para esto, habría tal vez, la necesidad de modificar los límites de ese departamento, en forma que permita situar en aquel la sección Judicial de Cerro Chato».
El Ministerio de Obras Públicas encomienda la tarea a una Comisión Técnica que el 21 de junio eleva un informe en el cual considera que Cerro Chato debe anexarse a Treinta y Tres. Los límites departamentales se recomiendan modificar en pocos kilómetros cuadrados, suficientes para crear una sección judicial.
Con los informes recibidos, el 5 de agosto de 1926, el Consejo Nacional de Administración resolvió dar la oportunidad al propio pueblo de Cerro Chato para que expresara su opinión de pertenencia al respecto, que si bien desde lo jurídico carecía de valor real, desde lo político y lo social podía alivianar tensiones que se daban desde tiempo atrás. El hecho produjo reacciones contrarias, por cierto, ya que los comités de cada departamento, representados por pobladores de Cerro Chato, se enfrascaron en una lucha localista que no parecía tener fin.
El 3 de enero de 1927, la Corte Electoral emite una Circular al respecto y el 31 de mayo reglamenta el plebiscito, estableciendo » que cualquier persona, sin distinción, que desee intervenir en el plebiscito deberá previamente inscribirse en el Registro que abrirá la Comisión Especial Plebiscitaria el 5 de junio, y lo cerrará el 28 de junio próximo.» Asimismo, disponía que «los Consejos Departamentales de Durazno, Florida y Treinta y Tres podían designar delegados ante dicha Comisión Especial a fin de controlar el acto plebiscitario». Votó el 94% de la población, y venció la opción «Durazno».
La Constitución de 1917, le otorgó a las mujeres la totalidad de los derechos civiles y la potestad del voto. Pocos años después, la Ley de 1932 reglamentó esos derechos, y en 1938, la mujer votó por primera vez en el Uruguay en la elección nacional del 27 de marzo de ese año. Pero en Cerro Chato, la primera vez fue el 3 de Julio de 1927.
Basado en el extracto del borrador de la Enciclopedia Electoral Uruguaya, en proceso de elaboración, de los autores Jorge Marius, Oscar Bottinelli y Wilfredo Giménez. *
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