16 de febrero de 2007, 06:13hs

Calendiario

1843.- Vayamos a la historia tal como la contaron en la escuela. Manuel Oribe había sido elegido segundo presidente de la República pero don Fructuoso Rivera, primer mandatario en la historia de nuestro país, decidió que Oribe no era hombre en quien confiar y armó la primera de las acciones golpistas. Oribe tuvo que dejar Montevideo. El interior le era fiel. Anduvo varios años, según una versión, haciendo de segundón de Rosas, un fulano muy controvertido en la historia argentina.

Y, por supuesto, quiso regresar a ocupar su perdido lugar.

Un montón de gauchos le siguió; este día llega al Cerrito de la Victoria y allí instala su equipo de trabajo iniciando el Sitio a Montevideo.

La Guerra Grande comienza. Serán ocho años de un Uruguay con Montevideo por un lado, apoyado por muchos de afuera, brasileros, porteños, tanos, como Garibaldi, que anduvo por estos lados jugando a héroe, franceses, ingleses. El resto del país, todo con Oribe.

Todo terminará sin vencidos ni vencedores, esa sentencia que marcaba que todo había sido para nada. Salvo para iniciar las viejas historias blancas y coloradas, que siempre se tuvieron bronca aunque ahora se les vea muy consustanciados en ser opositores manipuladores de las distracciones pasadas.

FELIZ DIARIO

1956. Nace Jorge Damiao Gularte, «Jorginho«, músico, compositor, candombero, golpeado brutalmente en una fiesta de «WLounge», de la que se recuperó poco.

1958.- Nace Juan Mazzino, compositor que pone calor al bailar de cumbias y plenas y a veces hace rock

1967.- Nace Marcelo Castelli, músico. Un disc jockey o DJ, como se dice ahora, y que no se considera músico en el término común.

» No me vas a ver con una guitarra colgada tocando. Lo que me pone contento es que muchos de estos temas Tambores del sur, Tribalismo, Raíces y Caveman tienen una fuerte impronta candombera. Es una manera de diferenciarme, de aportar algo propio como DJ, pero también es una forma de difundir música nuestra y también latinoamericana. ¿Sabés lo que es ver a cientos o miles de chinos en Hong Kong moviéndose al ritmo del candombe? Es muy fuerte y divertido». Le creemos.