Mujica y Cristina bautizaron Francisco Papa al ferry más moderno del mundo, de Buquebús
José Mujica y Cristina Fernández bautizaron hoy en Buenos Aireas al buque Francisco Papa, de la empresa Buquebús, el catamarán más veloz del mundo.
Con la presencia de gobernantes de ambas márgenes del Plata, empresarios y representantes sociales y religiosos de Uruguay y Argentina, los presidentes Mujica y Fernández dieron la botadura oficial al nuevo buque insignia de la compañía armadora Buquebús, el Francisco Papa, así bautizado en homenaje a Jorge Bergoglio, el Vicario argentino de Cristo, como le llamó el arzobispo uruguayo Nicolás Cotugno, al bendecir la nueva embarcación.
Juan Carlos López Mena, principal de la firma Buquebús, ocupó el «púlpito» oficial para, desde allí, ante un enjambre de periodistas binacionales, reseñar las características singulares que hacen del Francisco Papa un hito en la historia de la náutica rioplatense.
La novísima embarcación ostenta, además, la condición de vanguardia en cuidado del medio ambiente, al estar dotada de un sistema de propulsión que elimina más del 90 por ciento de las emisiones nocivas.
López Mena destacó la trayectoria de su empresa, que pasó de unos 400 empleados tras la crisis del 2002, hasta los más de 1600 que hoy componen su plantilla, al compás de un aumento de su facturación de más de 400 por ciento. «Y nunca en estos 28 años hemos tenido un solo conflicto sindical«, enfatizó el empresario, afirmación saludada con el prolongado aplauso de la concurrencia, mayormente argentina.
Pero. como era de esperar, las mayores salvas de aprobación jalonaron las palabras del presidente uruguayo, cuyo ya proverbial carisma para cautivar al auditorio argentino se lució una vez más. José Mujica, «Pepe» a secas, como gusta llamarle la presidenta argentina, se prodigó en elogios a la hospitalidad locataria para con tantos miles de uruguayos que residen, con o sin papeles, de este lado del Plata.
Los aplausos se matizaron de sonrisas con la alusión de Mujica a sus compatriotas que «cruzan el charco» atraídos por los precios más baratos allende el Plata, que el sagaz empresario marítimo López Mena aprovecha para transportar de un lado a otro del río ancho como mar.
Mujica enfatizó que jamás abdicará de los sentimientos de amistad que lo unen al pueblo argentino.
Consagración católica
Tras la bendición eclesiásica en liturgia oficiada por el cardenal Cotugno, que dijo representar los sentimientos del papa Francisco al consagrar al buque, «un medio de comunicación para la unión de los pueblos en paz», llegó el turno de la presidenta de los 40 millones de argentinos, como la presentó la voz en off que conducía el evento.
Cristina Fernández de Kirchner dedicó elogiosos conceptos al empresario argentino Juan Carlos López Mena, a sus cualidades pioneras, ejemplares, como visionario, administrador e inversionista, destacando en especial su confianza en el buen futuro de la economía local.
Cristina Fernández subrayó la calidad de trabajo de que gozan los empleados de Buquebús, como explicación a la paz sindical que ha disfrutado la empresa. En otra de sus volutas discursivas,Cristina pretendió contrastar la conveniencia económica y social del consumo con el discurso anticonsumista del presidente Mujica en la ONU. Consumo y consumismo, dos categorías política, económica y sociológicamente diferentes, intentaron sin éxito confundirse en la alocución de la mandataria anfitriona.
En un giro final de su suelto vals verbal, la presidenta argentina involucró a Dios y a la iglesia Católica en la misión de que en el futuro cualquier persona que lo desee pueda viaja en Buquebús, ante la mirada impávida de López Mena que jamás imaginó tamaño apoyo divino para sus objetivos comerciales.
La noche culminó con un banquete argentino para los más de 600 invitados a la celebración, agasajados con platos de salmón y cordero patagónico acompañados del muy a la moda cous-cous con tomates secos y chips de batatas. Toda una velada porteña.
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