En 2014, públicos y privados construirán una megacárcel “amiga del medio ambiente”

Sin embargo el movimiento que ganó cierta trascendencia a nivel informativo, ahora deberá guardar violín en bolsa, ya que sus agoreras expectativas se verán colmadas: los constructores harán una cárcel “amiga del ambiente”, no contaminante visualmente, sin torretas de guardia, con brillante iluminación para todo un barrio que no la tiene.

Caminería, plazas públicas, mejoras en el comercio local y más líneas de ómnibus hacia la zona: de cumplirse, los vecindarios ganarán… y también los presos.

Los 2.000 presos que el complejo de Punta Rieles será capaz de alojar, aventarán el hacinamiento existente, estiman las autoridades, aunque nadie es capaz de decir tampoco como crecerá la población carcelaria uruguaya en los dos años por venir.

Sea como fuere, la cárcel, de seguridad mínima y media, a un costo de Ú$S 80 millones ya está en marcha: entre marzo y abril próximos se abrirán los sobres de la licitación pública internacional.

Reformar

“Trabajo y estudio”, serán los lemas de un complejo carcelario que intentará ser revolucionario en el país. Los presos serán destinados al celdario en consideración a su delito y características de reincidencia, o no, para evitar la “contaminación” en la cárcel.

Se procurará la reinserción social real de aquellos procesados por primera vez, y se buscará –afirmaron- recuperar a aquellos que todavía no entraron en la cadena delictiva.

Los celdarios permitirán ahora separar a procesados y penados, y se focalizará el trabajo y el estudio, algo que la Ley prevé pero que la realidad nacional jamás cumplió. Las pocas experiencias al respecto, aunque heroicas, poco fructiferaron.

La inauguración de la nueva cárcel en 2014 es considerada un mojón que deberá escribir historia, en materia de recuperación de los caídos en desgracia.